Los dinosaurios se extinguieron hace aproximadamente 66 millones de años, pero muchos científicos de todo el mundo siguen investigando a estos reptiles.
Una nueva investigación, dirigida por la Universidad de Bristol, con sede en el Reino Unido, ha presentado recientemente una reconstrucción de los músculos de las extremidades del Tecodontosaurio detallando la anatomía de su movimiento.
La reconstrucción se realizó utilizando parte de una enorme colección de fósiles de Tecodontosaurio de la Universidad de Bristol, muchos de los cuales conservan las cicatrices y rugosidades que la musculatura de las extremidades dejó en ellos.
“Este tipo de reconstrucciones musculares son fundamentales para entender aspectos funcionales de la vida de los organismos extintos”, explica Emily Rayfield, profesora de paleobiología de la Universidad de Bristol y coautora del estudio.
Los científicos descubrieron que, debido al tamaño y la orientación de los músculos de las extremidades, el Tecodontosaurio era bastante ágil y probablemente utilizaba sus extremidades delanteras para agarrar objetos en lugar de caminar.
Además de identificar algunas características de esta especie, la investigación también abordó aspectos de la evolución de estos reptiles y reveló cómo los gigantescos dinosaurios saurópodos de 50 toneladas, como el Diplodocus, evolucionaron a partir del Tecodontosaurio del tamaño de un lobo.
“Desde una perspectiva evolutiva, nuestro estudio añade más piezas al rompecabezas de cómo cambiaron la locomoción y la postura durante la evolución de los dinosaurios y en la línea hacia los saurópodos gigantes”, añadió Mike Benton, profesor de paleontología de vertebrados de la Universidad de Bristol y coautor del estudio.
Metro habló con Antonio Ballell, estudiante de doctorado en la Escuela de Ciencias de la Tierra de Bristol y autor principal del estudio, para saber más.
Este era el aspecto del Tecodontosaurio:
-Era un dinosaurio herbívoro de dos patas.
-Medía aproximadamente 1,20 m de largo, 30 cm de alto y pesaba unos 11 kg.
-Recorrió lo que hoy es el Reino Unido durante el período Triásico.
-Podía desplazarse de forma bípeda y cuadrúpeda.
-Fue uno de los primeros en ser descubierto y nombrado por los científicos en 1836.
Entrevista
Antonio Ballell, estudiante de doctorado en la Escuela de Ciencias de la Tierra de Bristol y autor principal del estudio
P: ¿Por qué decidieron hacer una reconstrucción muscular del Tecodontosaurio?
- Inferir la morfología y la función de los tejidos blandos (por ejemplo, los músculos, los tendones, la piel, los órganos internos...) en especies extinguidas es una tarea difícil porque, salvo en casos muy raros, sus restos fósiles sólo conservan elementos del esqueleto como huesos, dientes o cartílagos. Esto es un hándicap porque los tejidos blandos, como los músculos y los tendones, son fundamentales en funciones biológicas básicas como la locomoción y la alimentación. Por ello, reconstruir los lugares de fijación y la orientación de los músculos proporciona pruebas clave para entender la biología de animales extintos como los dinosaurios.
P: Háblenos más sobre el trabajo de reconstrucción.
- El proceso de reconstrucción de los tejidos blandos de las especies fósiles sigue un planteamiento denominado ‘Extant Phylogenetic Bracke’, lo que significa que tenemos que fijarnos en los grupos de animales vivos más estrechamente relacionados con nuestro animal de estudio. En el caso de los dinosaurios, se trata de aves y cocodrilos. En las especies vivas, estudiamos la forma y los puntos de fijación en el esqueleto de los músculos que nos interesan e identificamos cualquier característica en los huesos que sea indicativa de la inserción de esos músculos. A continuación, volvemos a los huesos fósiles de nuestro animal de estudio y buscamos esas características del esqueleto para deducir con seguridad la presencia y la posición de cada músculo. Estos rasgos incluyen las cicatrices musculares que son comunes en los huesos de las extremidades del Tecodontosaurio y que formaron la base de nuestra reconstrucción.
P: ¿Qué descubrieron?
- Descubrimos que la orientación y la posición de los músculos de las extremidades en el Tecodontosaurio parecían ser mejores para contraerse rápidamente que para generar fuerza. También confirmamos que los músculos que mueven el antebrazo y la parte inferior de la pierna estaban bien desarrollados, en contraste con cuadrúpedos como los saurópodos, que utilizaban sus extremidades como columnas sin flexionarlas mucho.
Uno de los hallazgos más importantes de nuestro estudio es que aportamos más pruebas de que el Tecodontosaurio era un bípedo ágil, condición que ha sido sugerida a partir de un estudio previo del esqueleto y el cerebro de este dinosaurio. Esto es especialmente relevante cuando ponemos a Tecodontosaurio en su contexto evolutivo, como uno de los taxones de transición que evolucionaron antes del surgimiento y diversificación de los exitosos y especiales saurópodos en el Jurásico. Comparando la anatomía muscular de Tecodontosaurio otros sauropodomorfos tempranos y con los saurópodos, identificamos el patrón evolutivo de transformación en el esqueleto de las extremidades y los músculos que condujo al cambio a una postura cuadrúpeda en los saurópodos y sus parientes más cercanos. Creemos que algunos de estos cambios fundamentales ya estaban presentes en el Tecodontosaurio desde el Triásico.
P: ¿Qué aplicaciones pueden tener estos hallazgos?
- Ahora mismo disponemos de muchas técnicas informáticas actualizadas que pueden aplicarse a la paleobiología para inferir cómo funcionaban los animales fósiles. Podemos crear modelos digitales en 3D del esqueleto y simular cómo caminaban los dinosaurios. La reconstrucción de la anatomía muscular del Tecodontosaurio y de otros dinosaurios proporciona datos clave para este tipo de análisis computacional de la función, al definir los puntos de unión y las trayectorias de los músculos locomotores. El objetivo principal de todo esto es comprender mejor la evolución de la locomoción en uno de los grupos de dinosaurios más exitosos que vagaron por la Tierra durante decenas de millones de años.