Por más que se tenga autocontrol y no se sea agresivo en algún momento de la vida todas las personas pueden desarrollar problemas de irritabilidad, lo que hace que además de sentir incomodidad personal, se genera fácilmente molestias por cualquier cosa y en ocasiones extremas puede terminar en importantes episodios de agresividad.
Erin Sánchez, experta en Psicología infantil y de adultos en la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que el problema se genera cuando la irritabilidad se mantiene más prolongado en el tiempo, por ello, la gran importancia de saber contrarrestar la problemática y controlarla en la mayor medida posible.
La especialista indicó que por ser un estado psicológico, no se considera a la irritabilidad como algo malo o patológico, sino que simplemente es una muestra de que el sujeto está pasando por un mal periodo; por ejemplo, un simple mal día que puede tener cualquier persona en algún momento.
Control de la irritabilidad
- Tomarse un momento para identificar patrones de pensamiento negativos y reemplazarlos por otros positivos.
- Reemplazar el diálogo interno negativo con afirmaciones positivas.
- Dejar de lado la ira y el resentimiento hacia uno mismo o hacia los demás ayudará a crecer.
- Buscar formas positivas de expresar la irritabilidad, bien sea haciendo ejercicio, escribir un diario o hablar con alguien.
- Es importante rechazar solicitudes estresantes o que consumen mucho tiempo.
- Conocer las situaciones, personas o circunstancias que suelen detonar la irritabilidad.
- Probar técnicas como la respiración profunda y la meditación, para reducir el impacto de las emociones negativas.
- Los métodos, como el yoga, las imágenes guiadas y la relajación muscular progresiva, pueden ayudar a calmar la mente y el cuerpo.
- Evitar alimentos procesados, las bebidas azucaradas y el exceso de cafeína.
- La actividad física puede levantarte el ánimo. Tratá de hacer ejercicio durante al menos 30 minutos la mayoría de los días de la semana.