Comunicarse con los animales es de gran ayuda para poder entender muchas características de su vida y hábitat, no obstante, la tarea en ciertas razas puede ser verdaderamente difícil y hasta imposible.
Automáticamente, cuando se escucha el cacarear de un gallo o gallina lo primero que se nos viene a la mente es el llamado que indica que está comenzando un nuevo día, por lo tanto, aunque no se quiera, hay que terminar la jornada de sueño y arrancar con toda la jornada.
Sin embargo, un científico apuesta a más gracias a una novedosa técnica basada en inteligencia artificial. En concreto, Adrian Cheok, aseguró que su sistema permite comprender los diferentes estados emocionales de las aves mediante el “aprendizaje y análisis emocional profundo”.
Entender los cacareos
El especialista australiano realiza desde años atrás una amplia investigación en la Universidad de Tokio, en Japón, para poder comunicarse y entender el significado de los cacareos de este tipo de aves. Además, asegura que, en el futuro cercano, también se podrá aplicar la modalidad con los perros y gatos, las mascotas favoritas en todo el planeta.
“Los principios fundamentales de nuestro sistema son adaptables entre especies. El requisito principal es un conjunto de datos completo de vocalizaciones específicas. Al entrenar nuestro modelo de IA con nuevos datos, podemos ajustarlo para comprender e interpretar las señales emocionales de diferentes animales”, explicó el catedrático al portal, TN Tecno.
¿Por qué con gallinas? Cheok agrega que se debe a una perspectiva científica basada en un creciente número de investigaciones que sugieren que las gallinas, como muchos otros animales, poseen un alto grado de capacidades cognitivas y profundidad emocional.
El complejo procedimiento consiste en enseñarle a una computadora a reconocer patrones en los sonidos, alimentando al sistema con numerosas vocalizaciones de gallinas, cada una etiquetada con la emoción o intención correspondiente. El estudio se basó en 80 aves, lográndose una tasa de precisión cercana al 90%, lo que significa que 9 de cada 10 veces, el sistema interpretó lo que la gallina sentía o intentaba comunicar.