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¿Quién es Tim Walz, el elegido de Kamala Harris para vicepresidente?

Ha convertido a su estado de Minnesota en un bastión de la política liberal

MINEÁPOLIS (AP) — La vicepresidenta Kamala Harris ha decidido que el gobernador de Minnesota, Tim Walz, sea su compañero de fórmula en su candidatura para la Casa Blanca.

El demócrata de 60 años y veterano militar se destacó con una serie de apariciones televisivas francas en los días posteriores a que el presidente Joe Biden decidiera no buscar un segundo mandato.

Ha convertido a su estado en un bastión de la política liberal y, este año, fue uno de los pocos estados que protege a los fans que compran entradas en línea para los conciertos de Taylor Swift y otros eventos en vivo.

Algunas cosas que hay que saber sobre Walz:

WALZ PROVIENE DE LA AMÉRICA RURAL

Sería difícil encontrar a un representante más vívido del corazón de Estados Unidos que Walz. Nacido en West Point, Nebraska, una comunidad de aproximadamente 3.500 personas al noroeste de Omaha, Walz se unió a la Guardia Nacional del Ejército y se convirtió en maestro en Nebraska.

Él y su esposa se mudaron a Mankato, en el sur de Minnesota, en la década de 1990. Allí enseñó estudios sociales y entrenó fútbol en la escuela secundaria Mankato West High School, incluido al equipo que ganó el primero de los cuatro campeonatos estatales de la escuela en 1999. Todavía señala su afiliación sindical allí.

Walz sirvió 24 años en la Guardia Nacional del Ejército antes de retirarse de un batallón de artillería de campaña en 2005 como sargento mayor de comando, uno de los rangos militares más altos.

CONECTA CON LOS VOTANTES CONSERVADORES

En su primera carrera para el Congreso, Walz derrotó a un republicano en funciones. Eso fue en 2006, cuando ganó en un distrito del Congreso mayoritariamente rural del sur de Minnesota contra el congresista Gil Gutknecht, quien llevaba seis periodos. Walz aprovechó la ira de los votantes contra el entonces presidente George W. Bush y la guerra de Irak.

Durante seis periodos en la Cámara de Representantes, Walz abogó por las causas de los veteranos.

También ha mostrado que tiene los pies en la tierra, por los videos que comparte en las redes sociales con su hija, Hope. El otoño pasado, uno de esos videos los mostraba probando una atracción de la Feria Estatal de Minnesota, “The Slingshot” (La Tirachinas), después de una charla juguetona sobre la comida de la feria y el hecho de que ella es vegetariana.

PODRÍA AYUDAR A LA BOLETA EN ESTADOS CLAVE DE LA REGIÓN CENTRO-NORTE

Si bien Walz no proviene de uno de los estados cruciales del “muro azul” —Wisconsin, Michigan y Pensilvania_, donde ambos partidos creen que necesitan ganar, él está justo al lado. También podría garantizar que Minnesota permanezca en manos de los demócratas.

Eso es importante porque el expresidente Donald Trump ha retratado a Minnesota como un estado en juego este año, a pesar de que aquí no ha ganado ni un republicano para un cargo estatal desde 2006. El último candidato presidencial republicano que ganó en el estado fue Richard Nixon en 1972.

Cuando el gobernador demócrata Mark Dayton decidió no buscar un tercer mandato en 2018, Walz hizo campaña y ganó el cargo con el lema “Un Minnesota”.

Walz, además, habla con comodidad sobre temas que importan a los votantes del “Cinturón de Óxido”, la franja industrial en declive del país. Ha sido un defensor de las causas demócratas, incluida la organización sindical, los derechos de los trabajadores y un salario mínimo de 15 dólares por hora.

TIENE EXPERIENCIA CON UN GOBIERNO DIVIDIDO

En su primer mandato como gobernador, Walz enfrentó una Legislatura dividida entre una Cámara de Representantes liderada por los demócratas y un Senado controlado por los republicanos que se resistieron a sus propuestas de utilizar impuestos más altos para incrementar el dinero para las escuelas, la atención médica y las carreteras. Pero él y los legisladores negociaron compromisos que hicieron que el gobierno dividido del estado pareciera productivo.

La cooperación bipartidista se volvió más difícil en su segundo año, cuando utilizó el poder de emergencia del gobernador durante la pandemia de COVID-19 para cerrar negocios y escuelas. Los republicanos contraatacaron y forzaron la expulsión de algunos directores de agencias, y aún son críticos con Walz por lo que consideran su lenta respuesta a los disturbios —a veces violentos— que siguieron al asesinato de George Floyd por un oficial de policía de Minneapolis, en 2020.

Las cosas fueron más fáciles para Walz en su segundo mandato, después de que derrotó al republicano Scott Jensen, un médico conocido a nivel nacional como escéptico de las vacunas. Los demócratas consiguieron el control de ambas cámaras legislativas, lo que despejó el camino para un rumbo más liberal en el gobierno estatal, ayudados por un enorme superávit presupuestario.

Walz y los legisladores eliminaron casi todas las restricciones estatales al aborto promulgadas en el pasado por los republicanos, protegieron la atención de afirmación de género para jóvenes transgénero y legalizaron el uso recreativo de la marihuana.

Tras rechazar las súplicas republicanas de que el superávit del presupuesto estatal se utilizara para recortar impuestos, los demócratas financiaron comidas escolares gratuitas para niños, matrícula gratuita en universidades públicas para estudiantes de familias que ganan menos de 80.000 dólares al año, un programa de licencia médica y familiar con paga, y cobertura de seguro de salud independientemente del estatus migratorio de la persona.

ES HÁBIL PARA LA POLÍTICA DE FRASES DE TITULARES

Walz calificó al candidato republicano Donald Trump y a su compañero de fórmula JD Vance de “simplemente extraños” en una entrevista con MSNBC el mes pasado, y la Asociación de Gobernadores Demócratas —que Walz preside— amplificó el punto en una publicación en la red social X. Walz después reiteró la caracterización en CNN, cuando citó las repetidas menciones de Trump del asesino serial ficticio Hannibal Lecter, de la película “El silencio de los inocentes”, en sus discursos de campaña.

La frase se transformó rápidamente en un tema para Harris y otros demócratas, y tiene la posibilidad de ser una consigna de la indudablemente extraña elección de 2024.

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