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Macron rechaza renuncia del primer ministro y apuesta por algo de estabilidad en Francia ante la incertidumbre política

Los resultados oficiales confirmaron una nueva legislatura repartida entre izquierda, centro y ultraderecha.

PARÍS (AP) — Los resultados oficiales en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias de Francia, conocidos este lunes durante la madrugada, confirmaron los sondeos a boca de urna de una nueva legislatura repartida entre izquierda, centro y ultraderecha sin que ninguna facción política se acerque a la mayoría necesaria para formar un gobierno, lo que conlleva un riesgo grande de parálisis en la segunda economía más grande de la Unión Europea.

Se necesitan 289 escaños para gobernar como mayoría.

Según los resultados publicado por Le Figaro, Nuevo Frente Popular (coalición de izquierda) logró 184 diputados; Ensemble del presidente Macron (centro) obtuvo 166; Agrupación Nacional (ultra derecha) tendrá 143 asientos; Republicanos y otros partidos de centro derecha lograron 65 diputados, mientras que diversos grupos de izquierda suman 10 escaños.

¿Qué hará el presidente Macron con estos resultados?

En una apuesta muy arriesgada, luego de un mal resultado en las elecciones representantes para la Unión Europea, el presidente Emmanuel Macron decidió convocar elecciones parlamentarias anticipadas con el objetivo de darle a Francia un “momento de claridad”.

Pero la apuesta le explotó en la cara. En la primera vuelta del domingo 30 de junio, la ultra derecha quedó adelante en 294 distritos. En la segunda vuelta definitiva ayer el llamado “cordón sanitario” francés tuvo un relativo éxito y Agrupación Nacional terminó solo 143 escaños (de todas maneras, un alza significativa de los 88 diputados en la última legislatura).

El acuerdo político entre la izquierda y el centro para bloquear a la Agrupación Nacional fue exitoso en su mayor parte. Muchos votantes decidieron que mantener a la ultraderecha alejada del poder era más importante para ellos que cualquier otra cosa y apoyaron a sus rivales en segunda vuelta, aunque no fueran del bando al que suelen votar.

Sin embargo, ahora sin una mayoría en la Asamblea Nacional, ninguna agrupación puede nombrar primer ministro y formar gobierno, por lo que se vienen días de incertidumbre y duras negociaciones.

Por lo pronto, Macron rechazó el lunes la renuncia del primer ministro Gabriel Attal (del partido del presidente) y le pidió que permaneciera de forma temporal como jefe de gobierno “garantizar la estabilidad del país”. Los principales aliados políticos de Macron participaron en la reunión con Attal en el palacio presidencial, que duró unos 90 minutos.

Attal también dejó claro el domingo que discrepaba de la decisión de Macron de convocar las elecciones anticipadas.

A diferencia de otros países europeos más acostumbrados a los gobiernos de coalición, Francia no tiene una tradición de legisladores de bandos políticos que colaboran para formar una mayoría. Es un país más centralizado que otras naciones europeas, y hay muchas más decisiones que se toman en París.

El bloqueo político podría remecer a los mercados y tener implicaciones de largo alcance para la guerra en Ucrania, la diplomacia global y la estabilidad económica europea.

¿Qué viene ahora para Francia?

En lugar de apoyar a Macron como esperaba el mandatario, millones de personas tomaron la votación como una oportunidad de expresar su indignación por la inflación, la delincuencia, la inmigración y otras fuentes de descontento, como su estilo de gobierno.

Los líderes del Nuevo Frente Popular presionaron de inmediato a Macron para que les diera la primera oportunidad de formar un gobierno y proponer un primer ministro. La facción ha prometido anular muchas de las reformas estrella de Macron, iniciar un costoso programa de gasto público y tomar una posición más dura ante Israel por su guerra contra Hamás. Pero no estaba claro, ni siquiera entre la izquierda, quién podría liderar el gobierno sin enojar a aliados cruciales.

“Necesitamos alguien que ofrezca consenso”, dijo Olivier Faure, líder del Partido Socialista, que se unió a la coalición de izquierdas y el lunes aún estaba determinando cuántos escaños había conseguido.

Macron advierte que el programa económico de la izquierda, con decenas de miles de millones de euros en gasto público, financiado parcialmente por impuestos a las fortunas y subidas de impuestos a los que más ingresan, podría ser una ruina para Francia, que ya ha sido reprendida por el organismo supervisor de la UE por su deuda.

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