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Calentamiento global presiona aún más a las ya amenazadas abejas

Expertos creen que el cambio climático se sumará a las tensiones existentes para las abejas y las amplificará

Pese a su importancia para el medio ambiente mundial, las abejas son una de las especies más amenazadas por diversas situaciones relacionadas con los humanos y ahora también están siendo presionadas por el calentamiento global.

La polinización de las abejas silvestres es fundamental para la reproducción de cientos de miles de especies de plantas silvestres y es clave para garantizar un rendimiento adecuado en cerca del 85% de los cultivos alimentarios.

“Sin las abejas, no tendríamos las flores, la diversidad y la abundancia de alimentos nutritivos”, explicó a Metro la Dra. Jennie Durant, investigadora afiliada a la Universidad de California, en Davis, y quien ha estudiado las abejas durante una década.

Desafortunadamente en los últimos años, diversos estudios han informado sobre la disminución de la abundancia y la diversidad de las especies de abejas a nivel local, regional y nacional en diferentes continentes, pero hasta ahora no ha habido una evaluación a largo plazo de las tendencias mundiales.

Una investigación publicada el año pasado por pesquisadores de la Universidad Nacional del Comahue-CONICET (Argentina) halló que después de la década de 1990 el número de especies de abejas recolectadas disminuye drásticamente, de modo que entre 2006 y 2015 se notificaron aproximadamente un 25% menos de especies que antes de la década de 1990.

Y la declinación en el número de abejas no solo afecta a esa especie, si no a toda la biodiversidad del mundo, incluidos los humanos. “La cantidad de abejas y otros polinizadores se está reduciendo en muchas partes del mundo debido, en buena parte, a las prácticas agrícolas intensivas, el monocultivo, el uso excesivo de productos químicos agrícolas y a unas temperaturas más altas asociadas al cambio climático”, advertía la La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO, hace ya un par de años.

Pese a su importancia para la biodiversidad y la alimentación en el mundo, las abejas reencuentran cada vez más amenazadas y por varios frentes que están poniendo en peligro su existencia y con ellos las de muchas especies.

“Las abejas están bajo la gran amenaza de los efectos combinados del cambio climático, la agricultura intensiva, el uso de pesticidas, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”, dijo en 2019 el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, en una conmemoración Día Mundial de la Abeja.

Aunque los investigadores aún no saben exactamente cómo afectará el cambio climático a la salud de las abejas; sospechan que se sumará a las tensiones existentes y las amplificará.

Fenómenos provocados por el calentamiento global como “las lluvias extremas pueden alterar los patrones de alimentación de las abejas, los incendios forestales y las inundaciones pueden destruir el hábitat de las abejas y sus fuentes de alimento, y la sequía reduce las flores favorables a las abejas”, explica Jennie Durant.

Pero la especialista destaca que aún hay esperanza para salvar a las abejas y que algunas acciones para lograrlo son animar representantes a dar prioridad a las abejas y los polinizadores en la elaboración de políticas y también apoyar a estos insectos desde nuestras propias casas plantando flores adecuadas para las abejas y dejando de usar pesticidas.

Así afecta el calentamiento global a las abejas:

-Podría aumentar la propagación de los ácaros Varroa y otros patógenos, que son una de las mayores amenazas para las abejas.

-Las temperaturas más cálidas también pueden afectar a la supervivencia de las abejas durante el invierno, porque, ante la presencia de mayor calor, estos insectos dejarían de hibernar y tendrían que buscar comida antes de lo esperado.

-El cambio climático ya está alterando las conexiones estacionales entre las abejas y las flores, debido a que si se adelanta la primavera, las flores florecen antes, mientras las abejas están hibernando.

-Las lluvias extremas pueden alterar los patrones de alimentación de las abejas.

-Los incendios forestales y las inundaciones pueden destruir el hábitat de las abejas y sus fuentes de alimento, y la sequía reduce las flores favorables a las abejas.

Entrevista

Dra. Jennie Durant,

Investigadora afiliada a la Universidad de California, Davis, y quien ha estudiado las abejas durante una década.

P: ¿Cuál es la situación actual de las abejas?

–Hay diferentes tipos de abejas: las colonias de abejas melíferas (Apis mellifera) gestionadas, como las que se utilizan para polinizar la agricultura en todo el mundo, y las abejas silvestres o autóctonas. Los apicultores llevan décadas luchando contra problemas sanitarios como los ácaros parasitarios Varroa destructor, los patógenos y la exposición a los pesticidas. Las abejas también necesitan néctar y polen para sobrevivir, pero estos recursos florales han ido desapareciendo debido a los monocultivos, al desarrollo humano en tierras antes no cultivadas o no desarrolladas, y al uso de herbicidas como el Roundup que los administradores de tierras utilizan para controlar las malas hierbas, que suelen ser las plantas silvestres de las que dependen todas las abejas para obtener recursos florales. Los apicultores estadounidenses pierden casi el 40% de sus colonias cada año por diversas razones. Aunque yo no diría que las abejas melíferas están en peligro de extinción, los apicultores luchan por mantener sus colonias vivas y sanas.

El estado de las poblaciones de abejas nativas es mucho más problemático, y algunas de estas especies están en peligro de extinción. Estas poblaciones son mucho más difíciles de rastrear, por lo que no conocemos su estado exacto como lo hacemos con las abejas melíferas gestionadas. Pero numerosos estudios indican que las poblaciones de abejas nativas están disminuyendo, y dos especies en Estados Unidos han sido catalogadas como en peligro de extinción: la abeja hawaiana de cara amarilla (Hylaeus spp.) y el abejorro de parche oxidado (Bombus affinis).

P: ¿Cómo afecta el calentamiento global a las abejas?

–El cambio climático afecta y seguirá afectando a las abejas de varias maneras. Las abejas son muy sensibles a las condiciones meteorológicas extremas.

El cambio climático también podría aumentar la propagación de los ácaros Varroa y otros patógenos, que son una de las mayores amenazas para las abejas, porque las temperaturas más cálidas pueden aumentar la reproducción de los ácaros. Las temperaturas más cálidas también pueden afectar a la supervivencia durante el invierno, ya que las abejas pueden buscar comida durante el invierno en lugar de hibernar, lo que hace que las abejas estén menos sanas y disminuya sus tasas de supervivencia.

Pero lo más preocupante es que el cambio climático ya está alterando las conexiones estacionales entre las abejas y las flores. La primavera se adelanta en muchas partes del mundo y, en consecuencia, las flores florecen antes o incluso en distintas regiones. El problema es que las abejas pueden no haber salido de su hibernación para alimentarse de ellas y estas flores pueden no ser polinizadas, y las abejas pueden no tener los recursos florales que necesitan para sobrevivir cuando emerjan.

Aunque las flores florezcan en sus momentos y lugares habituales, pueden producir polen y néctar menos nutritivos en condiciones meteorológicas extremas. Esto puede significar que las abejas no polinicen tanto esas flores, o que no obtengan la nutrición que necesitan para sobrevivir y reproducirse.

P: ¿Qué podemos hacer los humanos para ayudarlas?

–Hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar. Siempre recomiendo a la gente que se implique y anime a sus representantes a dar prioridad a las abejas y los polinizadores en la elaboración de políticas. En casa podemos apoyar a las abejas de varias maneras: podemos plantar flores aptas para las abejas en nuestros jardines, comprar alimentos orgánicos que usen menos pesticidas o apoyar a los agricultores locales que tienen granjas diversas y aptas para las abejas. Podemos comprar miel a los apicultores locales, y limitar o dejar de usar pesticidas en nuestros jardines y céspedes para que las abejas tengan espacios seguros para forrajear. Sustituir todo o parte de nuestro césped, que a menudo requiere el uso de pesticidas, por jardines aptos para la sequía y las abejas es también un gran cambio útil que crea más alimento para las abejas si la gente puede permitírselo.

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