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Conoce a Jonathan, de 190 años, la tortuga más vieja del mundo

La increíble historia de Jonathan pudo ser documentada. Este quelonio está en el Guinness World Records.

Proveniente de Seychelles, lugar donde nació en 1832 y regalado después al gobernador de Santa Elena Sir William Grey-Wilson aproximadamente en el año 1882, la tortuga Jonathan se ha ganado el indiscutible reconocimiento como el quelonio más viejo del mundo con 190 años que se cumplen este 2022.

Para tener una idea de lo viejo que es este animal se han hecho comparaciones curiosas y muy reales. Por ejemplo, cuando nació esta tortura gigante, la reina Victoria era apenas una adolescente, pero resulta que la monarca murió hace 120 años y Jonathan sigue dando pasos por este mundo.

Ciertamente, los años le han cobrado algunas facturas, porque ya está ciega, perdió el sentido del olfato y debe ser asistida para que pueda acceder a sus alimentos.

Puede ser más vieja

Aunque muchos coinciden en el año de 1832, expertos creen que hasta podría ser más vieja. “Jonathan en realidad podría tener 200 años porque la información sobre su llegada a la isla no es exacta y porque no hay un registro real de su nacimiento”.

El documento más contundente sobre la edad de Jonathan es una fotografía tomada entre 1882 y 1886. La imagen muestra claramente que para ese año ya la tortuga era adulta. Jonathan aparece pastando en el jardín de Plantation House, la residencia del gobernador de Santa Elena, donde ha pasado la mayor parte de su vida.

Según la historia, el quelonio anterior más viejo fue Tu’i Malila, una tortuga radiada que vivió al menos 188 años. Fue presentada a la familia real de Tonga por el explorador británico Capitán James Cook alrededor de 1777, Tu’i Malila murió en 1965.

Una vida apacible

La longevidad de Jonathan es el resultado de una afortunada confluencia de factores, entre ellas la apacible vida que ha tenido en Santa Elena, una isla del Océano Atlántico Sur, lejos de depredadores y con pocos riesgos de ser víctima de la acción humana. No hay que olvidar que en 190 años el mundo ha vivido dos guerras mundiales, bombas, ataques terroristas y una progresiva contaminación ambiental.

Esta tortuga de la especie Aldabrachelys gigantea hololissa, tiene entre sus principales intereses dormir, comer y aparearse, sí, porque Jonathan tiene buena líbido a decir de su veterinario, Joe Hollins. De hecho, se le ve con frecuencia apareándose con otras tortugas gigantes con las que vive: Emma y Fred. ¡Los animales a menudo no son particularmente sensibles al género!”, dijo Hollins

“En los días templados, toma el sol: su largo cuello y piernas se estiran completamente fuera de su caparazón para absorber el calor y transferirlo a su centro”, afirmó. En tiempos más fríos, prefiere “enterrarse en el moho de las hojas o en los recortes de césped y permanecer allí todo el día”, contó.

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