William Gadoury es un adolescente de 15 años quien cobró fama repentinamente durante esta semana por «descubrir una ciudad maya perdida» a través de imágenes satelitales. Algo que asombró al mundo, pero que causa duda entre la comunidad científica.
No es para menos, ya que la historia ha sido calificada de «increíble». El joven estudió 22 constelaciones mayas que aparecen en el códice Tro-Cortesiano del museo de América de Madrid y lo colocó sobre las imágenes satelitales proporcionadas por la Agencia Espacial Canadiense. Descubrió que la posición de las estrellas correspondía con la ubicación de 117 ciudades mayas.
Sin embargo, al analizar una constelación que estaba en otro libro de la cultura maya se percató que estaba conformada por tres estrellas y que en los mapas solo coincidía con dos ciudades. Entonces, pensó que debería de existir la ciudad «118», y la «encontró» a través de las imágenes satelitales.
«Los mayas no diseñaban sus ciudades orientados en las estrellas. Lo hacían con base en factores tan mundanos como fuentes de agua, materias primas, disponibilidad de suelo para cultivar. ¿De qué iban a vivir? ¿De mirar el cielo?«, preguntó Christopher M. Götz, responsable del Laboratorio de Zooarqueología de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, en entrevista con el periódico español «El País».
Por otro lado, Robert Rosenswig, investigador de la Universidad de Albany, señala: «Es improbable que una ciudad de tales proporciones pase desapercibida». En entrevista con la cadena estadounidense «CNN», Rosenswig señala que las imágenes satelitales no proporcionan la suficiente información.
A este llamado se suma Geoffrey Braswell, de la Universidad de California en San Diego, y su equipo de estudiantes; quienes incluso estuvieron trabajando en la zona. El estadounidense asegura que en las imágenes se puede apreciar la laguna «El Civalón» y que los rectángulos cercanos son campos, probablemente de marihuana, con base a la cantidad de vegetación. Pero ninguna ciudad.