Este 6 de enero, Rowan Atkinson celebra su 70 cumpleaños, un hito para un hombre que ha marcado la historia de la comedia. Desde su salto a la fama en los años 80, hasta sus icónicos personajes como Mr. Bean y Johnny English.
A lo largo del tiempo, Atkinson ha demostrado ser uno de los más grandes cómicos de todos los tiempos. Pero, ¿cómo logró este actor británico transformar su talento en una carrera que ha entretenido a generaciones y sigue dejando huella en la cultura popular?
Los primeros años y su formación
Nacido en Consett, Condado de Durham, Inglaterra, en 1955, Rowan Atkinson no parecía destinado a ser un ícono de la comedia. Su infancia estuvo marcada por una educación tradicional en una familia anglicana. Era el menor de cuatro hijos, y desde joven mostró una notable inteligencia. Estudió en escuelas como la Durham Choristers School y St. Bees School, antes de ingresar a la Universidad de Newcastle, donde se graduó en Ingeniería Eléctrica. Posteriormente, completó una maestría en el Queen’s College de Oxford, la misma institución en la que su padre fue alumno.
Aunque su formación académica estaba orientada a la ingeniería, Atkinson pronto se inclinó por el mundo del entretenimiento. En Oxford, comenzó a destacar en el escenario con actuaciones cómicas que rápidamente captaron la atención de los productores.
La televisión y el despegue de su carrera
La gran oportunidad llegó a finales de los 70 con el programa Not the Nine O’Clock News (1979-1982), una serie de comedia en la que Atkinson se destacó por su humor físico y su estilo peculiar. Fue este programa el que lo catapultó a la fama, y le valió varios premios, incluido el Premio de Televisión de la Academia Británica en 1981. En este periodo, Atkinson también participó en The Secret Policeman’s Ball, una serie de sketches que lo consolidaron como una de las figuras más innovadoras de la comedia británica.
Su carrera dio un giro aún mayor cuando, en 1983, comenzó a trabajar con el guionista Richard Curtis en la creación de Blackadder, una serie de comedia histórica que lo mostró en diferentes encarnaciones a lo largo de las épocas. La serie, que duró hasta 1989, se convirtió en una de las más queridas de la televisión británica y le permitió a Atkinson explorar personajes mucho más complejos.
El fenómeno global de Mr. Bean
Sin embargo, el verdadero fenómeno mundial llegó en 1990, cuando Mr. Bean debutó en la pantalla pequeña. La serie fue una de las más revolucionarias de la televisión de su tiempo. A diferencia de otros comediantes de la época, Atkinson creó un personaje que, a pesar de ser casi mudo, hablaba a través de su lenguaje corporal y gestos exagerados, logrando que el mundo entero se riera con él. Mr. Bean rápidamente se convirtió en un icono de la comedia universal, y la serie fue exportada a más de 200 países, convirtiéndose en un éxito de proporciones globales.
El carisma de Atkinson y su capacidad para transmitir humor sin usar casi nunca palabras hicieron que Mr. Bean se convirtiera en uno de los personajes más queridos de la historia de la televisión. Además, las películas derivadas, como Bean (1997), mantuvieron viva la figura del torpe pero entrañable Bean durante años.