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Se cumplen 42 años de la llegada de Maradona al Barcelona: más sombras que luces

Tras 5 años en Argentinos Juniors y 1 en Boca Juniors, el "pelusa" cumplía su sueño de jugar en Europa

El 4 de junio de 1982, a menos de dos semanas de que comenzara el Mundial de la FIFA, en España, el país Iberoamericano y en especial, su región catalana, celebraba la llegada al Fútbol Club Barcelona de Diego Armando Maradona, procedente del Boca Juniors de su Argentina natal.

Con seis años como profesional (cinco en Argentinos Juniors y uno en Boca Juniors), con tan sólo 22 años, el “Pelusa” saltaba el charco para demostrar su gran calidad en el viejo continente, situación no muy normal para la época, citando por ejemplo el caso de Pelé, quien a pesar de varios intentos y reconocida calidad deportiva, nunca lo pudo concretar.

El Barsa pagó la cifra de 1.200 millones de pesetas, en estos tiempos un aproximado de 7.2 millones de euros, lo que significó sin dudas, un traspaso récord para la época.

Más sombras que luces

A pesar de ser considerado como uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol, la realidad es que la estancia de Maradona por España, no fue la mejor de todas debido a varios problemas de salud, diferencia con la prensa local y situaciones que rozaron el escándalo.

Desde su primer semestre con el Blaugrana comenzó la inestabilidad. En diciembre de 1982, se le detectó una hepatitis que le hizo estar fuera de los terrenos durante tres meses. La siguiente temporada, otra vez una fuerte lesión, esta vez en su tobillo, originada por el “Carnicero de Bilbao”, Andoni Goikoetxea, lo marginó y lo apartó las canchas por otros tres meses más.

En las dos temporadas entre 1982 y 1984, disputó 58 partidos (36 de Liga, 15 de Copa y 7 en competiciones internacionales), dejando una buena cifra de goles de 38 goles (35 la primera temporada y 23 en la segunda), con una media de 0.66 goles por encuentro, sin embargo, dichas anotaciones pasaron desapercibidas en la mayoría de los casos porque su club no los objetivos planteados para la época.

El fin de Maradona en España se generó en la final de Copa del Rey de 1984, gracias a la batalla campal que lo dejó como el mayor protagonista tras propinarle una brutal patada a Sola, lo que le generó que La Liga lo suspendió por tres meses.

Fue la gota que rebalsó todo, ya que a los próximos 90 días sin jugar, se le sumaban a las dos lesiones que lo marginaron durante 180 días más. Además, la pelea fue el quiebre entre el jugador y la prensa de Cataluña y toda España, situación que hizo que el entonces presidente del Barcelona, Josep Lluis Nuñez, decidiera venderlo por una cifra similar a la que desembolsó Barcelona al Nápoles.

En Italia, ya sabemos cómo terminó todo. Alcanzó la gloria deportiva, pero fue también el inicio de su decadencia deportiva y personal, debido al acercamiento y posterior convivencia con sus conocidas adicciones que lo atormentaron durante gran parte del resto de sus días.

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