Con el propósito de reducir la caza furtiva de rinocerontes, un grupo de investigadores en Sudáfrica han llevado a cabo un interesante experimento: inyectar material radiactivo en los cuernos de 20 rinocerontes en lo que es un proyecto de investigación para lidiar con este problema que atenta contra estos animales.
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La idea es que los detectores de radiación ya instalados en las fronteras nacionales sean capaces de localizar los cuernos y así ayuden a las autoridades a arrestar a los cazadores furtivos y los traficantes.
¿Cómo se lleva a cabo este proceso de investigación que buscar reducir el margen de caza ilegal de rinocerontes en la zona?
La operación, en la que participan veterinarios y expertos nucleares, comienza tranquilizando al animal antes de realizarle un orificio en el cuerno, en el que se introduce el material nuclear, señaló AP.
Esta semana, investigadores de la Unidad de Radiación y Física de la Salud de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, procedieron a insertar estos isótopos en 20 rinocerontes vivos. Esperan que el proceso pueda repetirse para salvar otras especies salvajes vulnerables a la caza furtiva, como elefantes y pangolines.
“Hacemos esto porque así es mucho más fácil interceptar estos cuernos cuando se trafica con ellos por fronteras internacionales, ya que existe una red mundial de monitores de radiación diseñados para prevenir el terrorismo nuclear”, explicó el profesor James Larkin, que dirige el proyecto. “Y nos estamos ayudando de ella”.
De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la población mundial de rinocerontes rondaba los 500.000 ejemplares a principios del siglo XX, pero, debido a lo lucrativos que son los cuernos del animal en el mercado negro, la población ronda en apenas 27.000.
Sudáfrica tiene la mayor población de rinocerontes, con alrededor de 16.000 ejemplares, lo que convierte al país en un punto caliente con más de 500 animales abatidos al año.
El país registró un notable descenso en la caza furtiva de rinocerontes en torno a 2020, coincidiendo con el punto álgido de la pandemia del COVID-19, pero las cifras aumentaron de nuevo al relajarse las restricciones impuestas para luchar contra el virus.