Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. La célebre frase encaja perfectamente en este tema ya que, después de varios intentos y promesas de radicales cambios, finalmente este miércoles 13 de marzo, el plenario del Parlamento Europeo aprobó la histórica regulación sobre el uso de la inteligencia artificial (IA) en el viejo continente, convirtiéndose así en la primera ley en el mundo que limita la actividad basada en IA, centrada en los seres humanos.
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La transparencia con constante y fluida comunicación informativa hacia las personas, es el eje principal de esta nueva normativa que deberá de respetar, por ejemplo, todos los derechos de autor. Asimismo, los sistemas y herramientas considerados de alto riesgo, como los utilizados en infraestructuras críticas, educación o aplicación de la ley, estarán sujetos a requisitos más estrictos.
Fuerte regulación
Cuando la ley entre en vigencia la IA deberá prever la implementación de un análisis de impacto obligatorio sobre los derechos fundamentales. Además, también se prohibirá la calificación ciudadana, los sistemas de vigilancia masiva y la identificación biométrica remota de personas en lugares públicos.
Con respecto a las fuerzas policiales, se prohibirá la utilización de tecnología de reconocimiento facial en tiempo real, con excepciones para las fuerzas del orden si están buscando a una persona condenada o sospechosa de un delito grave, como una violación o terrorismo.
La creación de la Oficina Europea de IA tendrá el alcance de imponer multas que van desde 7,5 millones de euros o el 1,5% de la facturación de las empresas afectadas, hasta 35 millones de euros o el 7% de la facturación global, dependiendo de la infracción y el tamaño de la empresa, incluyendo la obligación de informar a los ciudadanos cuando se estén utilizando imágenes, videos y otros recursos realizados con IA.
