El programa Artemisa ya está en marcha. Su segunda misión llevará a cuatro astronautas hasta la órbita lunar en la nave Orión a finales del año que viene. La tercera misión llegará en 2025 y significará el regreso oficial a la superficie lunar desde el Apolo 17 en 1972. Por supuesto es muy probable que este calendario sufra algún que otro retraso en las fechas, pero no hay duda de que la Humanidad volverá pronto a pisar la Luna… y mucho más.
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Con el tiempo, este regreso a nuestro satélite natural se ampliará con el desarrollo de la primera base permanente, rovers y vehículos de exploración, una estación espacial en órbita. En definitiva, nos preparamos para una presencia, estable y continua, en suelo lunar que abrirá oportunidades que, hasta hace poco, tan solo parecían posibles en la ciencia ficción.
Lanzamiento del programa
Conforme se acercan las fechas de lanzamiento en el programa Artemisa también aumentan los planes de pequeñas y grandes empresas, del mundo académico, la investigación y las agencias espaciales internacionales, explican en un reciente artículo en Space.com que repasa la vigesimotercera edición del Space Resources Roundtable celebrado en Colorado, EEUU.
Se trata del mayor evento mundial de este tipo y, desde 1999, reúne a expertos mundiales de agencias espaciales, organizaciones de investigación, el sector privado espacial, la cadena de suministro de minería, fabricantes de equipos y expertos financieros, políticos y legales “con el objetivo de presentar enfoques innovadores en la identificación de recursos espaciales, el desarrollo de tecnología, la utilización, los estudios de viabilidad económica, las asociaciones públicas y privadas, y los regímenes regulatorios y de capacidad”.
ISRU
El concepto clave para estos primeros pasos es ISRU (Siglas que se corresponden con “in-situ resource utilization” o uso de recursos in situ). Cuando escuchamos la idea de “minería espacial” es lógico imaginar la extracción de minerales preciosos, metales exóticos o materiales desconocidos, sin embargo, la realidad es mucho más sencilla y realista.
En las etapas más tempranas, ISRU implicaría la extracción de los recursos más básicos como oxígeno, agua y otros materiales disponibles para producir combustible con el que recargar sistemas de soporte vital o los propios cohetes.
Más adelante podrían llegar otros elementos necesarios, como metales y elementos de construcción para fabricar carcasas lunares, hábitats, plataformas de aterrizaje y otras estructuras y productos útiles. Finalmente, “y con unas modificaciones no muy complicadas” se podría aprovechar toda esta infraestructura previa para adaptarla a la minería y extracción de minerales en la Luna”.