La guerra comercial desatada por Donald Trump el 2 de abril, día que bautizó como “de la Liberación”, no parece haber tenido el efecto deseado por el presidente de Estados Unidos, y desde entonces en las últimas semanas ha debido cambiar de rumbo en los aranceles anunciados a sus socios comerciales.
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Primero fue una pausa de 90 días en los impuestos recíprocos de importación a la mayoría de los países del mundo y este martes realizó su giro más radical al comentar una posible moderación a los aranceles contra China, el gran objetivo del gobierno de Trump al desatar esta guerra comercial.
Durante una aparición en la Casa Blanca, el mandatario reconoció que las tasas impositivas contra el gigante asiático podrían reducirse significativamente, aunque descartó eliminarlas por completo: “145% es muy alto y no será tan alto”, afirmó Trump. “No estará ni cerca de ser tan alto. Bajará sustancialmente. Pero no será cero”.
¿Cuánto sería la reducción arancelaria contra China?
De acuerdo a un artículo del Wall Street Journal, el gobierno estadounidense estaría considerando aplicar recortes sustanciales a las tarifas sobre importaciones chinas, algunas de las cuales podrían disminuirse hasta más de la mitad.
Fuentes cercanas a la administración aseguraron que la propuesta aún está en fase de deliberación y no se ha alcanzado una resolución definitiva.
Un funcionario de alto rango de la Casa Blanca comentó al Wall Street Journal que las tarifas a China probablemente oscilarán entre el 50% y el 65% tras la revisión.
El portavoz Kush Desai reiteró que cualquier decisión final será tomada únicamente por el presidente: “El presidente Trump ha sido claro: China necesita llegar a un acuerdo con Estados Unidos. Cuando se tomen decisiones sobre aranceles, vendrán directamente del presidente. Cualquier otra cosa es pura especulación”.
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El miércoles, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, precisó ante la prensa que Trump no ha ofrecido una reducción unilateral de las tarifas, según reportó Bloomberg News.
¿Cuál fue la reacción de China?
Aunque una posible reducción de aranceles podría dar señales de distensión, los efectos seguirían siendo severos para los fabricantes chinos. Expertos anticipan que incluso con una disminución significativa se dificultaría la entrada de productos como maquinaria eléctrica o equipos industriales al mercado estadounidense, lo que podría paralizar el comercio bilateral en cuestión de meses.
En una conferencia de prensa, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Guo Jiakun, afirmó que si Estados Unidos desea llegar a un entendimiento, deberá abandonar las amenazas y tratar a China con igualdad y respeto mutuo. “Afirmar que se quiere alcanzar un acuerdo con China mientras se aplica constantemente la máxima presión no es la manera correcta de relacionarse con China”, señaló.
Guo enfatizó la disposición del gobierno chino a negociar, pero también subrayó su firmeza ante la presión externa. “Si es para pelear, pelearemos hasta el final. Si es para dialogar, nuestra puerta está completamente abierta”.
El viraje en el discurso de Trump no solo generó reacciones institucionales. En las redes sociales chinas, el hashtag “Trump se acobardó” se convirtió en uno de los temas más discutidos en la plataforma Weibo, con más de 150 millones de visualizaciones en pocas horas.
Como parte de su estrategia contra Trump, Beijing ha restringido la importación de minerales esenciales, disminuido el acceso de películas de Hollywood a sus salas y devuelto aeronaves fabricadas por Boeing, intensificando así el pulso geopolítico entre ambos países.