Agentes de la Policía de Tallahassee dispararon e hirieron a un joven que abrió fuego este jueves en la Universidad Estatal de Florida (FSU), luego de que este se negara a obedecer las órdenes de los oficiales, informó el jefe policial Lawrence Revell.
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El sospechoso fue identificado como Phoenix Ikner, de 20 años, quien se presume era estudiante de la institución. El tiroteo, ocurrido alrededor del mediodía en las afueras del centro estudiantil, dejó un saldo de dos personas muertas y al menos seis heridas.
La escena provocó pánico entre estudiantes, quienes se refugiaron en una bolera y un elevador de carga dentro del edificio.
Las autoridades confirmaron que Ikner utilizó el arma de servicio que pertenecía anteriormente a su madre, una agente con más de 18 años en la Oficina del Alguacil del Condado de Leon. Según explicó el propio alguacil Walt McNeil, el joven obtuvo acceso al arma que había sido asignada a su madre durante su servicio.
Hasta el momento, no se ha revelado el motivo del ataque, que comenzó alrededor del mediodía en las afueras del centro estudiantil. El tiroteo provocó escenas de pánico, con estudiantes y padres buscando refugio en una bolera y en un elevador de carga dentro del edificio.
El jefe de la Policía Universitaria, Jason Trumbower, confirmó que las dos personas fallecidas no eran estudiantes de la universidad, aunque no ofreció más detalles sobre sus identidades.
El Hospital Memorial de Tallahassee informó que está atendiendo a seis personas heridas en el tiroteo, una de ellas en condición crítica.
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Ambulancias, camiones de bomberos y patrullas de varias agencias de ley y orden llegaron rápidamente al campus, ubicado al oeste de la capital de Florida, luego de que la universidad emitiera una alerta de tirador activo.
Momentos de terror y caos en el campus
Ryan Cedergren, estudiante de comunicaciones de 21 años, relató que él y unas 30 personas se escondieron en la bolera ubicada en el nivel inferior del centro estudiantil después de ver a estudiantes correr desde un bar cercano. “En ese momento, era cuestión de sobrevivir”, dijo.
Chris Pento, quien se encontraba de visita en el campus con sus hijos gemelos, relató que estaban almorzando en el centro estudiantil cuando escucharon los disparos. “Fue surrealista. La gente simplemente comenzó a correr”, dijo al canal WCTV. Trataron de huir por un pasillo, pero las puertas estaban cerradas, por lo que se refugiaron en un elevador de servicio. “Ese fue probablemente el momento más aterrador, porque no sabíamos qué podía pasar”, dijo. “Cuando las puertas se abrieron, había dos agentes con armas desenfundadas”.
Horas después del ataque, decenas de vehículos oficiales, incluidos camiones de criminalística, seguían estacionados frente al centro estudiantil, que permanecía acordonado con cinta de escena del crimen. Estudiantes y empleados esperaban bajo la sombra para poder recuperar sus pertenencias, entre ellas teléfonos y llaves, mientras oraban por las víctimas.
Reacción nacional y antecedentes
El presidente Donald Trump, desde la Oficina Oval, indicó haber sido informado completamente sobre el incidente. “Es algo horrible. Es terrible que cosas así sucedan”, expresó.
Tras la alerta, estudiantes y profesores se refugiaron en salones de clases, oficinas y residencias del campus. “Lo primero que uno piensa es: ‘Esto no puede estar pasando’”, dijo Kai McGalla, una estudiante de segundo año que se encontraba encerrada en un centro de exámenes del campus.
Joshua Sirmans, estudiante de tercer año de 20 años, estaba en la biblioteca principal cuando se activaron las alarmas. Agentes lo escoltaron a él y a otros estudiantes con las manos en alto, según relató.
La Universidad Estatal de Florida es una de las 12 universidades públicas del estado, con sede principal en Tallahassee y una matrícula de aproximadamente 44,000 estudiantes, según datos de 2024.
Cabe recordar que en 2014, la biblioteca principal del campus fue también escenario de un tiroteo en el que tres personas resultaron heridas. En ese caso, los oficiales abatieron al agresor, Myron May, de 31 años.
Tras los hechos de hoy, la universidad canceló todas las clases y actividades para el jueves, además de suspender todos los eventos deportivos programados hasta el domingo.
