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Venía muy rápido: explican las razones del accidente del Delta que se dio vuelta al aterrizar en Toronto

Esto se debió a las fuertes ráfagas de viento causadas por una intensa tormenta de nieve, lo que provocó el colapso del tren de aterrizaje

El accidente del avión de Delta Air Lines que volcó al aterrizar en el Aeropuerto Pearson de Toronto el pasado 17 de febrero ha sido motivo de análisis exhaustivo por parte de la Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá (TSB). Según los primeros hallazgos, el avión descendió a una velocidad excesiva.

Esto se debió a las fuertes ráfagas de viento causadas por una intensa tormenta de nieve, lo que provocó el colapso del tren de aterrizaje y el posterior vuelco de la aeronave. El informe preliminar de la TSB revela que el sistema de alerta de proximidad al suelo del avión se activó apenas 2,6 segundos antes del aterrizaje, indicando una alta tasa de descenso.

Revelan más detalles sobre el accidente de Delta Airlines en Toronto

En esos segundos previos al aterrizaje, la velocidad de la aeronave era de aproximadamente 149 nudos (276 km/h), una cifra superior a la recomendada para un aterrizaje seguro en esas condiciones. El tren de aterrizaje principal derecho del avión colapsó tras el impacto con la pista, lo que desató una secuencia de eventos críticos.

La fractura del soporte lateral del tren de aterrizaje hizo que este se plegara, provocando daños severos en la raíz del ala derecha, que terminó desprendiéndose del fuselaje. Esto liberó una nube de combustible que se incendió, añadiendo aún más dramatismo al incidente.

A pesar de lo grave del accidente, los 76 pasajeros y los cuatro miembros de la tripulación lograron sobrevivir. Sin embargo, 21 personas fueron hospitalizadas con diversas heridas. Las impactantes imágenes del avión volcado, cubierto de nieve y con el ala derecha ausente, dejaron una fuerte impresión en el público y pusieron de relieve la gravedad de lo sucedido.

Las autoridades seguirán investigando el accidente de Delta hasta saber cada detalle

La investigación continúa y se centra en analizar detalladamente las superficies de fractura del avión, así como las maniobras de aterrizaje y la capacitación de la tripulación. Se ha confirmado que el piloto al mando tenía más de 3.500 horas de vuelo, mientras que el primer oficial contaba con 1.422 horas de experiencia.

Ed Bastian, director ejecutivo de Delta, elogió la labor de la tripulación tras el accidente y destacó que estaban preparados para manejar situaciones de emergencia. “Nos preparamos continuamente para esto”, afirmó Bastian en una entrevista posterior al incidente.

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