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Víctimas fatales por la masacre de Columbine sube a 14: una sobreviviente murió luego de 26 años

A pesar de los desafíos que enfrentó, quienes la conocieron la recuerdan por su actitud resiliente y su voluntad de vivir.

Vivió una situación muy dura
Vivió una situación muy dura (Agencias)

Casi 26 años después del trágico tiroteo en la escuela secundaria de Columbine, el número de víctimas fatales ha aumentado a 14 con la muerte de Anne Marie Hochhalter, quien sufrió graves heridas durante el ataque y vivió con secuelas hasta su fallecimiento a los 43 años.

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Hochhalter tenía 17 años cuando Eric Harris y Dylan Klebold, armados con rifles y explosivos, abrieron fuego contra estudiantes y profesores el 20 de abril de 1999 en una de las masacres escolares más recordadas de Estados Unidos.

Anne Marie Hochhalter murió por sepsis

Aquel día, 12 alumnos y un docente perdieron la vida en apenas 49 minutos, antes de que los atacantes se suicidaran. Anne Marie recibió impactos de bala en la espalda, quedando paralizada de por vida.

El 16 de marzo de 2025, Hochhalter falleció a causa de una sepsis provocada por complicaciones derivadas de su parálisis. Según el informe forense, estas complicaciones fueron un “factor contribuyente significativo en su muerte”, lo que llevó a clasificar su fallecimiento como homicidio.

Su hermano, Nathan Hochhalter, declaró a la prensa que una úlcera por presión derivó en la infección que terminó con su vida, algo que la familia no esperaba que ocurriera tan pronto.

A pesar de los desafíos que enfrentó, quienes la conocieron la recuerdan por su actitud resiliente y su voluntad de vivir. A lo largo de los años, Hochhalter se convirtió en una voz de esperanza para otras víctimas de la violencia armada y sus familiares.

Tras la masacre, sufrió otra pérdida devastadora cuando su madre se quitó la vida. Sin embargo, encontró apoyo en Sue Townsend, madre de Lauren, una de las víctimas del tiroteo, con quien desarrolló una fuerte amistad.

En un gesto de compasión, Hochhalter escribió años después a Sue Klebold, madre de uno de los atacantes, para expresarle su perdón y desearle paz. Su historia es un recordatorio de las cicatrices profundas que dejan estos actos de violencia y del poder del perdón y la resiliencia en medio del dolor.

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