El presidente Donald Trump ha decidido suspender la financiación federal de las universidades de Maine luego de que la gobernadora Janet Mills se negara a implementar su decreto que prohíbe la participación de atletas transgénero en competencias femeninas. Como era de esperarse, esto ha generado una enorme cantidad de polémica.
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La medida ha generado un fuerte enfrentamiento entre el gobierno federal y el estado de Maine, con amenazas de acciones legales por parte de las autoridades estatales. El conflicto alcanzó su punto más álgido durante una reunión en la Casa Blanca en la que Trump confrontó directamente a Mills. La gobernadora respondió que su administración estaba cumpliendo con las leyes estatales y federales, lo que no convenció a Trump.
El conflicto entre Trump y el estado de Maine sigue escalando
Ante la negación de la gobernadora, el presidente advirtió: “De lo contrario, no recibirán ninguna financiación federal”. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció poco después la suspensión de 30 millones de dólares en fondos destinados a investigaciones y programas universitarios en Maine.
La decisión se justificó argumentando que se debía evaluar si las instituciones educativas estaban incurriendo en violaciones a las leyes federales de derechos civiles. Mills, lejos de ceder ante la presión, declaró que su gobierno y el fiscal general del estado tomarán todas las medidas legales necesarias para restaurar la financiación y garantizar que los derechos de los estudiantes sean protegidos.
“No nos dejaremos intimidar”, afirmó la gobernadora en un comunicado oficial. La postura de Maine ha sido respaldada por diversos organismos deportivos estatales y nacionales. La Asociación de Directores de Maine indicó que su ley de Derechos Humanos prohíbe la discriminación basada en identidad de género.
La administración Trump se gana a su primer gran enemigo, el estado de Maine
A nivel nacional, la Asociación Nacional de Atletismo Colegial (NCAA) recordó que, de sus 510.000 atletas, solo 10 se identifican como transgénero, minimizando el impacto de la medida impuesta por Trump. El enfrentamiento entre la administración Trump y Maine refleja una división política y cultural cada vez más profunda en el país.
Mientras Trump defiende la prohibición como una medida de “equidad deportiva”, sus opositores ven en ella un intento de discriminación que podría afectar gravemente el acceso a la educación y las oportunidades de miles de estudiantes. La batalla legal está apenas comenzando.