NUEVA YORK (AP) — Para el multimillonario Elon Musk y su equipo de recortes de costos en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Karen Ortiz puede ser solo una de los muchos burócratas sin rostro. Pero para algunos de sus colegas, ella está dando voz a quienes sienten que no pueden hablar.
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Ortiz, de padres puertorriqueños, es jueza administrativa en la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC), la agencia federal a cargo de hacer cumplir las leyes antidiscriminación en el lugar de trabajo de Estados Unidos que ha experimentado cambios tumultuosos desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo. Al igual que millones de otros empleados federales, Ortiz abrió un correo electrónico ominoso el 28 de enero titulado “A fork in the road” (metáfora en inglés que describe un momento en el que se debe tomar una decisión importante de la que no hay marcha atrás) que les daba la opción de renunciar a sus puestos como parte de las medidas de recorte de costos del gobierno dirigidas por Trump y llevadas a cabo por DOGE bajo el mando de Musk, un funcionario no electo.
Su alarma aumentó cuando su supervisor ordenó a los jueces administrativos de su oficina de distrito de Nueva York que pausaran todos sus casos LGBTQ+ actuales y los enviaran a Washington para una revisión más exhaustiva a fin de cumplir con la orden ejecutiva de Trump que declaraba que el gobierno reconocería solo dos sexos “inmutables”: masculino y femenino.
Ortiz denunció la falta de acción de la alta gerencia en respuesta a la directiva, que según ella era contraria a la misión de la EEOC, y urgió a unos 185 colegas en un correo electrónico a “resistirse” a cumplir con “mandatos ilegales”. Pero ese correo electrónico fue eliminado “misteriosamente”, dijo.
Al día siguiente, después de otra actualización frustrante de “A fork in the road”, Ortiz decidió tomar la iniciativa y envió un correo electrónico directamente a la presidenta interina de la EEOC, Andrea Lucas, con copia a más de 1,000 colegas, con el asunto “A Spoon is Better than a Fork (“Una cuchara es mejor que un tenedor”. En el correo, Ortiz cuestionaba la idoneidad de Lucas para desempeñarse como presidenta interina, “y mucho menos para tener una licencia para ejercer la abogacía”.
Ortiz es solo una persona, pero su correo electrónico representa una reacción más grande contra los cambios radicales de la administración Trump a las agencias federales en medio de un ambiente de confusión, ira y caos. También es la forma de Ortiz de tomar posición contra el liderazgo de una agencia de derechos civiles que el mes pasado decidió desestimar siete de sus propios casos que representaban a trabajadores transgénero, lo que marca un cambio importante con respecto a su interpretación anterior de la ley.
Inmediatamente después de enviar su correo electrónico masivo, Ortiz dijo que recibió algunas respuestas de apoyo de colegas, y una que la calificaba de poco profesional. Sin embargo, en una hora, el mensaje desapareció y perdió la capacidad de enviar más correos electrónicos.
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Pero aún así llegó a Internet. El correo electrónico fue recirculado en Bluesky y recibió más de 10,000 “votos a favor” en Reddit después de que alguien lo publicara con el comentario: “Wow, ojalá tuviera ese coraje”.
“UNA HÉROE AMERICANO”, calificó un usuario de Reddit a Ortiz, un sentimiento que fue secundado por más de 2,000 votantes a favor. “¿Quién es esta luchadora por la libertad que está provocando el incendio?”, escribió otro.
“Sé que corro un gran riesgo personal al enviar este mensaje, pero, al final del día, mis acciones se alinean con lo que la EEOC está obligada a hacer según la ley”, escribió Ortiz. “No comprometeré mi ética ni mi deber de hacer cumplir la ley. No me acobardaré ante el acoso y la intimidación”.
La EEOC no se sintió de la misma manera. La agencia revocó sus privilegios de correo electrónico durante aproximadamente una semana y le envió una reprimenda por escrito por “conducta descortés”.
Un portavoz de la EEOC, contactado por The Associated Press, dijo: “Nos abstendremos de hacer comentarios sobre comunicaciones internas y asuntos de personal. Sin embargo, queremos señalar que la agencia tiene una política de larga data que prohíbe los correos electrónicos no autorizados a todos los empleados, y a todos los empleados se les recordó esa política recientemente”.
Un mes después, Ortiz no se arrepiente.
“En realidad no fue algo planeado, simplemente salió del corazón”, dijo la mujer de 53 años a The Associated Press en una entrevista, y agregó que la política partidista no tiene nada que ver con sus objeciones y que el público merece la protección de la EEOC, incluidos los trabajadores transgénero. “Así es como me siento y no me voy a andar con rodeos. Y mantendré lo que escribí todos los días de la semana, todo el día el domingo”.
Ortiz dijo que nunca tuvo la intención de que su correo electrónico fuera más allá de la EEOC, y lo describió como una “carta de amor” a sus colegas. Pero agregó: “Espero que encienda la pasión de la gente”.
Ortiz dijo que ha recibido “un montón” de apoyo en privado en el mes transcurrido desde que envió su correo electrónico, incluida una carta de agradecimiento de un jubilado de California que le decía que “mantuviera la fe”. Sin embargo, el apoyo abierto entre sus colegas de la EEOC más allá de Reddit y Bluesky ha resultado más difícil de conseguir.
“Creo que la gente está realmente asustada”, dijo.
William Resh, profesor de la Escuela de Políticas Públicas Sol Price de la Universidad del Sur de California que estudia cómo la estructura administrativa y los entornos políticos afectan a los funcionarios públicos, opinó sobre por qué los trabajadores federales pueden optar por no decir nada incluso si sienten que su misión está siendo socavada.
“Podemos hablar de castillos en el aire, orientación de la misión y todas esas otras cosas. Pero al final del día, la gente tiene un sueldo que llevar a casa, comida que poner en la mesa y un alquiler que pagar”, dijo Resh.
El peligro más inmediato, dijo, es la amenaza al sustento de uno, o provocar la ira de un gerente.
“Y entonces es donde se obtiene este tipo de respuesta silenciosa por parte de los empleados federales, que no se ve a mucha gente hablando en estos puestos porque no quieren perder su trabajo”, dijo Resh. “¿Quién lo haría?”.
Richard LeClear, un veterano de la Fuerza Aérea de EE. UU. y miembro del personal de la EEOC que se jubila anticipadamente a los 64 años para evitar servir bajo la administración Trump, dijo que el correo electrónico de Ortiz era “perfecto”, pero agregó que otros colegas que estaban de acuerdo con ella pueden tener miedo de hablar ellos mismos.
“Las represalias son algo muy real”, dijo LeClear.
Ortiz, que ha sido empleada federal durante 14 años y en la EEOC durante seis, dijo que no es ingenua sobre las posibles consecuencias. Ha contratado abogados y sostiene que sus acciones están protegidas como actividad de denuncia de irregularidades (whistleblower). Hasta el viernes, todavía tenía un trabajo, pero no es una designada vitalicia y es consciente de que su atención médica, pensión y fuente de ingresos podrían estar en riesgo.
Ortiz, no obstante, se mantiene firme: “Si me despiden, encontraré otra vía para hacer este tipo de trabajo y estaré bien. Tendrán que sacarme físicamente de la oficina”.
Muchos de los colegas de Ortiz tienen hijos a los que mantener y proteger, lo que los pone en una posición más difícil que ella para hablar, reconoció Ortiz. Dijo que su educación legal y ciudadanía estadounidense también la ponen en una posición para poder hacer cambios.
Sus padres, que llegaron a los Estados Unidos desde Puerto Rico en la década de 1950 con habilidades limitadas en inglés, le inculcaron el valor de defender a los demás. Su experiencia de primera mano con el Movimiento por los Derechos Civiles, y su propia experiencia al crecer en espacios mayoritariamente blancos en Garden City, en Long Island, prepararon a Ortiz para defenderse a sí misma y a los demás.
“Está en mi ADN”, dijo. “Usaré cada pizca de privilegio que tengo para apoyarme en esto”.
Ortiz recibió su título universitario en la Universidad de Columbia y su título de abogada en la Universidad de Fordham. Sabía que quería convertirse en jueza desde su juicio simulado en la escuela secundaria como jueza de la Corte Suprema.
Los derechos civiles han sido un hilo conductor en su carrera, y Ortiz dijo que estaba “súper emocionada” cuando consiguió su trabajo en la EEOC.
“Así es como quería terminar mi carrera”, dijo. “Veremos si eso sucede”.
