Una nueva edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad se lleva a cabo en la ciudad de Cali, Colombia (21 de octubre al 1º de noviembre) . Esta Conferencia de las Partes (COP) es el órgano rector del Convenio sobre la Diversidad Biológica que se adoptó globalmente tras la Cumbre de la Tierra de 1992, y que junto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y el Acuerdo de París de la COP21 (2015) son esfuerzos clave a nivel global para la protección del planeta.
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“Tenemos estas metas globales derivadas de la Convención de Biodiversidad, de la de Cambio Climático y las metas establecidas por los ODS... Hoy sabemos que están íntimamente ligadas y tenemos que integrar la información de cada una de las tres convenciones y cada país debe hacerlo individualmente. No podemos esperar a que Naciones Unidas nos diga cómo hacerlo”, explica la abogada colombiana Julia Miranda Londoño, especialista en derecho medioambiental, que fue invitada a mediados de octubre a Santiago de Chile para hablar sobre el tema en la conferencia local sobre Áreas Protegidas y Comunidades, un esfuerzo local previo a la COP16 que se desarrolla en su país natal.
“En Colombia cobramos una tasa de uso de agua que pagan todos, empresas y ciudadanos que usan el agua. Una tasa de uso de agua que de recursos para cuidar el área protegida que las produce. Porque si el área protegida no está conservada efectivamente, pues deja de producir el agua”
— Julia Miranda, abogada y congresista colombiana experta en medio ambiente
Para Miranda, estos espacios de trabajo son una pieza clave ya que “cada país a nivel nacional, regional y local debe integrar los resultados de estas tres convenciones y lograr, además, analizando una crisis adicional que es la de la financiación de estos programas para poder encontrar las respuestas, los instrumentos financieros, porque realmente lo que nos espera es un reto financiero absolutamente descomunal”.
La experta advierte que “lo que nos propusimos desde el año 2015 en la COP de Cambio Climático de París, es que debíamos hacer los esfuerzos más grandes para lograr que el planeta nos viera de temperatura de 1.5 grados, que ojalá no llegáramos a los 2, porque a partir de allí las tragedias ambientales serían supremamente graves. Sin embargo, estamos viendo que como vamos, vamos a llegar a los 3, a los 3 grados centígrados, y eso lo dicen los científicos, en donde eventos catastróficos, aumento del nivel del mar, inundaciones, sequías y muchas catástrofes naturales, entre ellas la pérdida de la biodiversidad, serán irreversibles”.
Metro World News habló con Julia Miranda para conocer más sobre el desafío de Latinoamérica en este escenario, donde “las áreas protegidas son la columna vertebral”.
¿Cuál es la visión que tiene de Latinoamérica en cuanto a áreas protegidas?
–En Latinoamérica somos conscientes de que aquí es una de las regiones del mundo en donde más biodiversidad hay y de la responsabilidad que tenemos. Y entonces encuentra uno instituciones, comunidades, estados trabajando juntos por lograr conservar esa biodiversidad. Aquí no tenemos las mayores incidencias de huella humana, no tenemos el mayor uso de petróleo y de carbón que cause la crisis climática y, sin embargo, tenemos una pérdida de biodiversidad enorme. Y entonces hemos hablado durante muchos años y desde los científicos, las organizaciones internacionales; las áreas protegidas son la columna vertebral de la estrategia de conservación de la biodiversidad. Pero como hemos visto y los científicos nos han contado y nos han dado la evidencia, no es suficiente con las áreas protegidas. Tenemos que declararlas, sí, y tenemos una meta de área territorial para declarar áreas protegidas. Para el 2030 cada país debe mínimamente tener declaradas las áreas, el 30% de su territorio marino, el 30% de su territorio terrestre y el 30% de sus aguas continentales, aguas dulces continentales, con alguna figura de conservación. Pero como decía, ya no basta declararlas, tenemos que manejarlas de manera efectiva y para eso hay una serie de estrategias. Tenemos que trabajar por fuera de esas áreas protegidas para conectarlas y tenemos que restaurar los ecosistemas que han sido degradados. Además es un reto enorme, tenemos que encontrar con creatividad, buscando con decisión política los instrumentos financieros para poder ponerle recursos económicos a esas estrategias para que lleguemos con éxito al 2030 y al 2050, que es cuando la humanidad espera vivir en paz con la naturaleza.
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Usted en Colombia ha hecho gestiones para que recursos que no se usan en el Estado lleguen a las áreas protegidas de alguna forma. ¿Eso le falta a Latinoamérica, legislar mejor para poder gestionar esa conservación?
–Sin duda, por eso resalté la presencia de un senador que estaba aquí presente en esta reunión, porque el legislar genera instrumentos que respaldados en la ciencia y en los expertos, y en coordinación con la parte ejecutiva, con el gobierno, deben generarse en el Congreso de la República de cada país y deben implementarse. Recursos e instrumentos financieros sobre tasas. Por ejemplo, la gasolina, como hace Costa Rica. Costa Rica logró posicionar ese instrumento financiero y hoy le llega a sus áreas protegidas una plata muy importante. En algunos países no se podrá. En Colombia, por ejemplo, ya el precio de la gasolina es altísimo y no se podría. Pero otros instrumentos, cobrar el uso del agua, la tasa de uso de agua para que lleguen recursos, el pago por los servicios ambientales para estimular. Entonces no solamente que lleguen recursos para invertir en las áreas, sino instrumentos financieros que sirvan para estimular la conservación. El pago por servicios ambientales es uno de ellos y el gran reto es encontrar la fuente de financiamiento porque son gastos recurrentes. Y en el marco de incorporar a las comunidades, como se está haciendo acá con este tipo de programas.
¿Alguna experiencia que haya tenido en Colombia exitosa que pueda compartir con el resto de la región?
–Sí, en Colombia las comunidades indígenas son autoridades públicas y dueñas de sus territorios. De manera que, por ejemplo, la entidad Parques Nacionales y los guardaparques trabajan todos los días en coordinación con la comunidad local, sean indígenas, afrocolombianos e inclusive hoy día cada vez más con los campesinos. Ellos hacen acuerdos formales de conservación de biodiversidad, de, por ejemplo, con una comunidad que se alimenta de la danta en el Amazonas, monitorear cuántas dantas hay en ese ecosistema para ver cuántas se deben consumir; tortuga charapa, cuántas que son alimentación para algunas comunidades indígenas, cuántas quedan, están en peligro, hay que reducir el consumo. Es decir, acuerdos de uso sostenible de los recursos, con las costumbres tradicionales y ancestrales de las comunidades, pero también con el conocimiento técnico y científico de la autoridad ambiental.
“Allá (COP16) veremos y analizaremos tres cosas principalmente: las estrategias que cada país va a llevar, muy importante; las estrategias de financiamiento, y cómo logramos la distribución de beneficios de información genética y una participación de las comunidades locales en los beneficios de la naturaleza”
— Julia Miranda, abogada y congresista colombiana experta en medio ambiente
¿Cuál cree usted que es el principal peligro para las áreas protegidas de la región?
–Sin duda hay un peligro que nos toca a todos y es la crisis climática, porque el clima transforma los ecosistemas, el clima genera sequías que causan incendios, el clima cambia el hábitat de las especies y el gran reto es diseñar esas áreas protegidas de tal manera que pueda haber movilidad y corredores de conservación para esas especies. Un reto en varios países, el mío en Colombia, es la gobernabilidad del territorio. Tenemos un conflicto interno, tenemos grupos armados ilegales que no permiten un control absoluto del territorio y entonces eso da lugar a actividades ilícitas. Hoy día la deforestación en la región amazónica, la minería ilegal que está transformando nuestros ríos y dañándolos, ese comercio de ganado en zonas no permitidas porque son reservas forestales o áreas protegidas, parques nacionales en nuestro país y en algunos otros países con bioma amazónico. Esos retos grandes que no estamos pudiendo controlar hoy día pero que es lo que debemos hacer, sacar adelante las estrategias de política pública para acabar con esos flagelos y de esa manera cuidar nuestra biodiversidad.
¿Qué espera de la COP16 de Cali?
–Es una gran oportunidad para Colombia tener esa reunión allá. El país la ha aprovechado para hablar de la COP a los ciudadanos, a los colombianos, es decir, la sensibilización sobre el tema de biodiversidad, el conocimiento sobre la Convención de Biodiversidad y de Cambio Climático, una mayor conciencia y responsabilidad de parte de la ciudadanía. Pero de los acuerdos entre los países, una esperanza muy grande de que lleguen acuerdos ambiciosos y posibles. A la COP va a llegar cada país con su propuesta propia de plan de biodiversidad nacional y esos planes nacionales se van a recibir en esta COP y cada uno debe hacer seguimiento al cumplimiento de esas propuestas nacionales para que juntos logremos superar la crisis. Es la única manera, actuando juntos, los países, las comunidades, los gobiernos, todos podremos sacar el reto más grande que tiene la humanidad, que es finalmente su supervivencia.
LAS CLAVES
5 retos para la conservación de las áreas protegidas, según Julia Miranda:
- Manejo efectivo: La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desarrolla lineamientos que nos ayudan a sacar adelante la efectividad del manejo de las áreas. Su Lista Verde (las áreas que están mostrando verdaderos resultados en conservación) es su principal herramienta para mostrar resultados de conservación.
- Conservación más allá de las áreas protegidas: Las otras medidas efectivas de conservación basadas en áreas (OMEX), que hasta el momento en el mundo hay 820, son un aporte fundamental y la OICN está tratando de acercar el concepto a los países para promover diversas formas de gobernanza que demuestran conservación efectiva.
- Restauración y conectividad: En las Metas Kunming-Montreal tenemos dos metas concretas para lograr que al 2030 al menos el 30% de las zonas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales, costeros y marinos degradados, estén siendo objeto de restauración efectiva. La meta busca que las zonas urbanas y densamente pobladas también tengan ese componente de biodiversidad urbana, de conectividad urbana y de corredores de conservación urbana.
- Transformar nuestra relación con la naturaleza. Esto es un reto absolutamente gigantesco, porque es el reto de cambiar la cultura. Cuando se reúnen los países del mundo en estas COP y logran hacer acuerdos, pueden lograr cambios que no ocurrirán de un día para otro. Hablábamos de cómo, por decisiones internacionales y unión del esfuerzo de los países, logramos superar, por ejemplo, el problema de la capa de ozono, el hueco en la capa de ozono.
- El reto de la financiación: De ese también se va a hablar mucho en la COP. Porque además con todo este nuevo conocimiento técnico y científico, esas metas de los recursos financieros que se necesitan para cambiar las tendencias tanto del clima como de la pérdida de biodiversidad, se van a llevar cantidades ingentes de recursos económicos. Y tenemos que ser creativos a la hora de crear instrumentos financieros.