La guerra entre Israel y el grupo islámico Hezbollah escaló a niveles críticos este jueves 26 de septiembre, con nuevos ataques mutuos y declaraciones de guerra por ambas partes. El grupo paramilitar musulmán chií libanés lanzó múltiples oleadas de proyectiles y drones contra asentamientos y bases militares en el norte de Israel, mientras que Israel respondió con bombardeos intensivos sobre el Líbano.
Hezbollah reivindicó ataques en varias áreas del norte de Israel, incluyendo Kiryat Motzkin, un complejo industrial en Haifa y el asentamiento fronterizo de Kiryat Shmona. También aseguró haber lanzado misiles Falaq-2 de fabricación iraní y más de 80 proyectiles contra la localidad de Safed. Entre sus objetivos también se incluyó la base militar de Dado y la sede de la División de Galilea.
Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron haber matado a Mohamed Srur, jefe de la unidad de drones de Hezbollah, durante un bombardeo en un suburbio de Beirut. Este ataque es parte de una campaña de bombardeos masivos que Israel ha llevado a cabo desde el lunes, causando más de 600 muertos y obligando a miles de libaneses a abandonar sus hogares.
Netanyahu promete seguir con la ofensiva
Desde Nueva York, donde se encuentra para participar en la Asamblea General de la ONU, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dejó en claro que Israel no detendrá su campaña militar: “Seguiremos golpeando a Hezbollah con todo nuestro poder hasta cumplir con todos nuestros objetivos”.
Sus declaraciones alejan las esperanzas de una tregua de 21 días, impulsada por Estados Unidos y Francia y respaldada por varios países. Netanyahu subrayó que su principal prioridad es asegurar el regreso de los 67.000 israelíes desplazados por los combates en el norte del país.