Hezbollah es casi un país dentro otro país y según le dijo a BBC Mundo Firas Maksad, experto en política libanesa y geopolítica de Medio Oriente del centro de estudios Middle East Institute (MEI) con sede en Washington, “es actualmente la fuerza militar no estatal más poderosa del mundo”.
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La organización política y militar chiita se originó en la década de 1980 durante la guerra civil de Líbano y su fundación fue apoyada por Irán con el propósito inicial de resistir la ocupación israelí en el sur del país y expandir la influencia de la revolución islámica iraní.
Hoy Hezbollah ha evolucionado hasta convertirse en un actor clave no solo militarmente, sino también políticamente en el país. En las últimas elecciones generales de Líbano, sus representantes al parlamento obtuvieron casi el 20% de los votos y tiene la capacidad de bloquear decisiones clave en el país, lo que le otorga una gran influencia en la política interna.
¿Quién es el líder de Hezbollah?
Desde 1992 el líder de la organización es Hassan Nasrallah, un clérigo chiíta 64 años, clave en la transformación en una fuerza política y militar. Según BBC Mundo, Nasrallah mantiene estrechos vínculos con Irán y aunque hace años no aparece en púbico, pronuncia discursos televisados todas las semanas.
Su lucha armada contra Israel ha sido un factor crucial en la consolidación de Hezbollah en Líbano. Los enfrentamientos durante la ocupación israelí del sur del país (1982-2000) y el conflicto de 2006 han cimentado la reputación de la organización como una poderosa fuerza de resistencia.
Hezbollah recibe un considerable respaldo financiero y logístico por parte de Irán, su principal aliado, que lo considera un elemento clave en su estrategia regional. Además, Siria ha proporcionado apoyo estratégico, lo que ha sido esencial para su supervivencia y expansión.
La organización tiene una gran influencia en el sur de Líbano y en los suburbios de Beirut por los servicios sociales que provee, educacionales e incluso de salud, y en eso rivaliza incluso con instituciones estatales, consolidando su imagen de “un estado dentro del estado”. Incluso su poder militar supera a las del ejercitó libanés.