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Desarrollar vacas menos flatulentas podría ayudar a combatir el cambio climático

Las vacas, con sus flatulencias y eructos, logran contaminar el ambiente generando enormes cantidades de metano

Las vacas son una de las principales fuentes productoras de metano a nivel mundial gracias a sus flatulencias y a sus eructos, pero una reciente investigación sugiere criar una versión de estos animales que sean menos flatulentas y quizá eructen menos.

“La ganadería es una de las principales fuentes de emisión de metano, un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al calentamiento global. Para hacerse una idea de su alcance basta imaginar que, si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero”, se lee en un informe de la ONU Medio Ambiente.

Mientras una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Coalición Clima y Aire Limpio advierte que el metano es el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso, cuya exposición causa 1 millón de muertes prematuras cada año.

El metano también es un poderoso gas de efecto invernadero. Durante un período de 20 años, su capacidad de calentamiento es 80 veces más potente que la del dióxido de carbono. Además, es responsable de aproximadamente 30% del calentamiento global desde la época preindustrial.

Para atacar este problema, un estudio de la Universidad de Curtin, en Australia reveló que la cría de vacas menos flatulentas y la recuperación de tierras agrícolas podrían reducir significativamente los crecientes niveles de emisión de metano, que desempeña un papel considerable en el cambio climático.

Para buscar soluciones, investigadores del Instituto de Políticas de Sostenibilidad de la Universidad de Curtin analizaron 27 publicaciones académicas e identificaron docenas de posibles estrategias para reducir las emisiones de metano de los sectores bovino y lácteo de Australia.

Merideth Kelliher, graduada del máster de la Universidad de Curtin y autora principal del estudio, afirmó que había mucho margen de mejora modificando las operaciones de los sectores lácteo y vacuno: “Por ejemplo, cambiar los objetivos de cría puede reducir de forma permanente la producción de metano”, explicó.

Los estudios citados en la investigación han demostrado que el ganado de bajas emisiones tiene rasgos genéticos heredables que pueden reducir significativamente la producción de metano si se incluyen en los objetivos nacionales de cría.

La investigación sugiere que otras estrategias que se desprenden del estudio son encontrar formas de que las vacas alcancen antes la madurez, mejorar la gestión de las aguas residuales en las plantas de procesado de carne y suministrar agua ozonizada (agua tratada con gas ozono para eliminar impurezas), alimentar al ganado con más cereales que hierba y añadir determinadas legumbres, algas u otros compuestos a la alimentación del ganado.

32%

de las emisiones de metano causadas por el hombre son producidas por las emisiones del ganado, provenientes del estiércol y de liberaciones gastroentérica.

¿Qué otras opciones existen para reducir las emisiones de metano?

Además de la selección genética, Merideth Kelliher dice que existen otras opciones para reducir el metano incluyen medidas del lado de la oferta y de la demanda.

*Por el lado de la demanda, los ganaderos pueden:

-Reconvertir las tierras agrícolas en hábitats naturales.

-Criar selectivamente vacas con menos emisiones.

-Aumentar la proporción grano/forraje de los piensos.

-Complementar los piensos con inhibidores del metano como algas marinas, harina de semillas de lupino, nitratos, etc.

-Cambiar la producción a proteínas celulares o carnes híbridas.

*Por el lado de la oferta, los consumidores pueden:

-Aumentar el consumo de productos vegetales, lo que reduciría las actividades de cría.

-Reducir el consumo de carne y productos lácteos (flexitarianismo).

*Los gobiernos pueden animar a ganaderos y consumidores a reducir las emisiones mediante incentivos económicos como:

-Fijar el precio del carbono para incentivar la restauración del hábitat y la selección de vacas con bajas emisiones.

-Asignar un valor económico negativo a la producción de metano en las normas nacionales de cría.

-Incentivar los cambios de producción hacia la proteína celular, la fermentación de precisión y/o el agroturismo.

4 preguntas a…

Merideth Kelliher,

graduada del máster de la Universidad de Curtin y autora principal del estudio

P: ¿Cuánto contribuyen las vacas a las emisiones de metano?

–Las vacas lecheras pueden producir hasta 466 g de metano al día, dependiendo del clima, la ubicación, la disposición genética y el alimento consumido (Mananilla-Pech et al. 2021).

Los sectores bovino y lácteo contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo responsables del 44% de todas las fuentes de metano a nivel mundial. (Gerber et al., 2013; Mayes, 2016, UN Climate Change Events 2023).

Se prevé que estas emisiones aumenten, ya que se prevé que la producción mundial de carne de vacuno y productos lácteos aumente un 6% en 2031, impulsada por la demanda de los consumidores derivada del crecimiento demográfico y las tendencias dietéticas (FAO 2022).

P: ¿Cómo genera el sistema alimentario importantes fuentes de metano?

–Los animales rumiantes (es decir, vacas, ovejas y cabras) son las principales fuentes de emisiones de metano en el sistema alimentario, predominantemente a través de la fermentación entérica, con algunas emisiones generadas por la producción de estiércol. La producción de fertilizantes requiere gas natural (95% de metano) y los residuos alimentarios también contribuyen a las emisiones de metano de los vertederos, ya que los materiales orgánicos se descomponen rápidamente, liberando metano como subproducto.

El IPCC calculó que entre el 21% y el 37% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero se atribuyen a las actividades actuales relacionadas con la alimentación, como la agricultura, el cambio de uso del suelo, el almacenamiento, el transporte, el envasado, la transformación, la venta al por menor y el consumo (IPCC, 2019). La contribución del sistema alimentario sería aún mayor si el metano asociado a la ganadería y los fertilizantes se estimara a lo largo del periodo de 20 años pertinente para el metano, lo que convertiría al sistema alimentario en el sector mundial con mayor impacto sobre el cambio climático con diferencia (Marinova y Bogueva, 2022).

P: ¿Qué es una vaca menos gaseosa y cómo se puede crear?

–El metano es un subproducto de los procesos digestivos de las vacas, por lo que se ha demostrado que la cría cruzada de vacas menos gaseosas con una mayor eficiencia en la utilización de la energía metabólica o la capacidad de procesar mejor los alimentos es genéticamente heredable. Esta puede ser una solución permanente a las emisiones de metano mediante la selección de rasgos genéticos para vacas de bajas emisiones.

P: ¿Podría hablarnos de cómo el ganado de bajas emisiones tiene rasgos genéticos heredables que pueden reducir significativamente la producción de metano?

–La genética del huésped puede explicar hasta un 40% de la variabilidad en la producción de carne y leche, y se han emprendido investigaciones sobre la producción de metano en el rumen para comprender la compleja relación entre el alimento consumido, la genética del huésped y el microbioma.

Sin embargo, el microbioma aún está en fase de comprensión y se requieren más investigaciones genéticas para especificar las interacciones exactas de los rasgos complejos asociados a la producción de metano, en los que influyen los microbios del rumen, la genética del huésped y los factores ambientales.

Las investigaciones recientes incluyen trabajos para identificar marcadores microbianos asociados con las emisiones de metano y explorar el papel de la genética del huésped, como qué rasgo, interacción o abundancia relativa de familias específicas de bacterias pueden ser responsables de la producción de metano a través de la secuenciación metagenómica de escopeta de ARN. Algunos investigadores abogan por secuenciar genéticamente todo el microbioma del rumen para desarrollar estrategias alimentarias y dietéticas eficaces para reducir el metano.

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