A medida que los brotes de sarampión se extienden por todo el mundo, los activistas antivacunas no sólo están instando a la gente a no vacunarse, sino que también le están restando importancia a los peligros de esa enfermedad respiratoria altamente contagiosa.
“La verdad es que el sarampión no es una enfermedad muy grave cuando se es niño”, dijo la semana pasada Mary Holland, presidenta de la organización antivacunas mejor financiada del país, Children’s Health Defense, en el programa matinal en línea del grupo. Children’s Health Defense fue fundada por Robert F. Kennedy Jr., que se retiró de la organización en abril para postularse a las elecciones presidenciales.
Holland, quien es abogada, calificó las respuestas del Gobierno a los recientes brotes de “alarmismo”. “Son un par de días de anuncios y luego se pasa página”, dijo. Pero las agencias sanitarias nacionales advierten que el miedo al sarampión está bien fundamentado.
Sarampión
El sarampión —una enfermedad tan contagiosa que actúa como indicador de las amenazas de otras enfermedades infecciosas— se caracteriza por fiebre, síntomas parecidos a los de la gripe y una erupción cutánea con picazón, y a veces conlleva complicaciones graves como neumonía, convulsiones y daños cerebrales.
Por cada 1,000 casos de sarampión, unos 200 niños pueden ser hospitalizados, 50 pueden contraer neumonía, un niño puede desarrollar inflamación cerebral junto con sordera o discapacidad, y entre uno y tres pueden morir.
A pesar de la disponibilidad de una vacuna increíblemente eficaz, la enfermedad se está extendiendo por todo el mundo. Las razones de este aumento son complejas. Para los países de África, Medio Oriente y el Sudeste Asiático, existen problemas de acceso; las campañas de vacunación infantil se resintieron cuando el COVID-19 debilitó los sistemas de salud pública.
Europa, el Reino Unido y Estados Unidos sufrieron trastornos similares, aunque a menor escala, en sus programas de vacunación infantil durante la pandemia. El creciente escepticismo sobre las vacunas desempeña un papel menor pero significativo.
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El mes pasado, la Organización Mundial de la Salud anunció un “alarmante” aumento de 45 veces en los casos de sarampión registrados en Europa de 2022 a 2023, mientras que las autoridades sanitarias del Reino Unido declararon un “incidente nacional” derivado de un brote de cientos de casos en West Midlands, advirtiendo de una probable propagación a otras regiones. Las autoridades británicas atribuyen el aumento a un descenso de la vacunación.
En todo Estados Unidos, las agencias sanitarias estatales y regionales han anunciado casos de sarampión en sus comunidades. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) emitieron un aviso la semana pasada para que los proveedores “se mantengan alerta” ante los casos de sarampión, citando 23 casos confirmados desde el 1 de diciembre, la mayoría entre niños no vacunados.
Los activistas antivacunas y los influencers no se inmutan.
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