Un invierno históricamente húmedo y, ahora, un verano más caluroso están dando lugar a señales de alerta “bastante grandes” sobre el virus del Nilo Occidental en el oeste de EE.UU., según señalan expertos en salud pública y control de mosquitos, quienes sugieren que los residentes deben tener cuidado para evitar las picaduras.
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“El número de mosquitos que ha eclosionado tras el deshielo primaveral es tremendo en muchos estados, ya sea Colorado, Utah o California”, afirma Daniel Markowski, asesor técnico de la Asociación Estadounidense de Control de Mosquitos.
Virus presente
Muchos distritos están empezando a ver el virus del Nilo Occidental en los mosquitos, dijo, lo que significa que “se está en la temperatura adecuada, la población de mosquitos adecuada y la época del año adecuada para que se produzcan brotes localizados”.
El virus del Nilo Occidental es la causa más común de enfermedades transmitidas por mosquitos en el territorio continental de EE.UU., con miles de casos notificados cada año a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU., según la Dra. Erin Staples, epidemióloga médica responsable de la rama de Enfermedades Arbovirales de la agencia.
El virus no causa síntomas en cerca del 80 % de las personas que lo contraen, pero 1 de cada 5 puede tener fiebre con dolores musculares, dolor de cabeza y erupción cutánea, dijo Staples. Una proporción menor de personas –alrededor del 1 %, según la Dra. Vicki Kramer, jefa de la Sección de Enfermedades Transmitidas por Vectores del Departamento de Salud Pública de California– desarrolla una enfermedad grave, una infección que afecta al sistema nervioso central y puede causar parálisis o la muerte.
Recuperación
“Algunos individuos que se recuperan tienen síntomas neurológicos durante años, por lo que puede ser muy grave”, dijo Kramer. Las personas mayores y las que padecen enfermedades como diabetes, hipertensión o un sistema inmunitario debilitado son las más expuestas. No existen vacunas ni tratamientos contra el virus en las personas.
El virus del Nilo Occidental, que recibe su nombre de la región de Uganda donde se identificó en 1937, suele propagarse en EE.UU. a través de un mosquito llamado Culex, presente en todo el país, según Staples.
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A estos mosquitos, que también pueden transmitir el virus de la encefalitis de St. Louis, “les suele gustar el periodo del crepúsculo y el amanecer”, dijo, a diferencia de los tipos de mosquitos que transmiten enfermedades como el dengue, el Aedes aegypti y el Aedes albopictus, que son más activos durante el día.
Propagación
El virus del Nilo Occidental se propaga cuando los mosquitos pican a aves infectadas y luego a las personas, por lo que tanto las poblaciones de aves como las de mosquitos son partes importantes de la vigilancia sanitaria de la enfermedad.
Y aunque el número de casos humanos sigue siendo relativamente bajo, 90 en todo EE.UU., agosto suele ser el mes en el que se registran más casos. Según Markowski, los sistemas de vigilancia de los estados occidentales están empezando a dar señales de alarma “bastante importantes” sobre la posibilidad de que la temporada del Nilo Occidental sea más activa.
En California se habían encontrado 147 aves muertas hasta el 28 de julio, casi el doble de lo habitual en esta época del año, según el promedio de cinco años del estado. Las señales observadas en los “pollos centinela” –las bandadas que los organismos de control de vectores utilizan para vigilar dónde se propaga el virus– van igualmente por delante. (Los pollos son especialmente útiles para vigilar el Nilo Occidental, dijo Kramer, porque no son susceptibles a la enfermedad, pero pueden llevar anticuerpos contra el virus en su sangre).
Y la cantidad de virus hallada en las muestras de mosquitos también ha aumentado en comparación con el promedio de los últimos cinco años.
“Cuando se empieza a observar un aumento del virus del Nilo Occidental en esos mosquitos, se da la alarma de que la gente debe tomar medidas para evitar las picaduras de mosquitos”, afirma Staples.
Señaló, sin embargo, que las señales de vigilancia elevadas no se traducen automáticamente en un aumento de los casos humanos, ya que la cadena de transmisión, en la que intervienen mosquitos y aves, es complicada.