Dormir bien es un lujo y una necesidad fisiológica más de nuestro organismo. El descanso es vital para nuestro estado de salud y capacidad de rendimiento en el día a día, tanto físico como mental.
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La almohada es algo tan personal que no se puede tomar a la ligera su elección, teniendo en cuenta que es el apoyo de la cabeza y el cuello mientras dormimos.
Debido a esto, es vital saber elegir para evitar distintos problemas: dificultad para respirar, pesadillas, dolores de cuello u espalda, mala circulación de la sangre e insomnio.
Resulta fundamental que tanto el colchón como la almohada, las sábanas y las cobijas se adapten a nuestras necesidades. Salud y sueño están totalmente relacionados, tal y como constatan numerosos estudios médicos y científicos.
¿Cómo elegir la almohada ideal?
Principalmente, la almohada idónea sería aquella que nos resulte más cómoda, es decir, que mantenga cuello, cabeza y hombros de tal manera que se respete la posición natural de la columna vertebral, parte sobre la que recaen las consecuencias de las deficiencias posturales del cuerpo.
Cristián Contador, de la Universidad de San Sebastián, afimó “Es necesario siempre dormir usando almohada para que nuestros músculos descansen y se relajen, ya que acostarse toda la noche sin ella es igual a pasar la jornada completa con el cuello girado hacia un lateral”.
Se debe elegir la almohada bajo dos premisas: según la postura y según el material. Bien es sabido que una almohada no sirve solo para la cabeza. En función de la posición que tengamos al dormir, indudablemente el uso de una almohada adicional puede ayudarnos a mantener la columna vertebral en la posición adecuada.
Según múltiples investigaciones, el objetivo de elegir una buena almohada es mantener la cabeza en una posición neutral para que descansem sobre los hombros y no quede ni demasiado atrás ni muy hacia adelante.
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Ronquidos
De acuerdo con el estudio realizado por la Universidad de Los Andes, “el síndrome de apnea obstructiva (ronquidos) se produce cuando las vías respiratorias se cierran parcial o casi totalmente, Hay pacientes que presentan la llamada “apnea de posición”; es decir que solo roncan cuando duermen boca arriba”.
Para evitarlo, es preciso usar una almohada no demasiado alta. De este modo, la cabeza no quedará flexionada hacia adelante y los conductos no se obstruirán. Uno de esos motivos es la mala postura al dormir.
Nuestra nuca, cervicales y espalda si no están en una posición correcta pueden provocar ronquidos. Para ello, duerme con una almohada que se adapte a tus necesidades. En definitiva, sería bueno que cada persona llevara su almohada a donde vaya.