Si te enojas mucho, constantemente, puedes estar haciéndote daño, atentando contra tu salud mental y el entorno. Un punto que suele ser sumamente frustrante radica en el hecho de no conseguir lo que desea en el momento deseado.
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“En la vida cotidiana, solemos hablar de la tristeza y de la alegría, dos emociones opuestas de gran relevancia que están involucradas en nuestro día a día (…)”, tal como lo expone Infobae.
No obstante, “el enojo también tiene su protagonismo, es el compañero que muchas veces deseamos que no se haga presente y nos preguntamos para qué existe y cómo podemos quitarlo”.
Los ejercicios para frenar el enojo
En primer lugar, para frenar el enojo, y no sumergirte en ello consecutivamente, se deben realizar ejercicios de respiración. Sin apresurarte, puedes intentar realizar respiraciones profundas y lentas, respectivamente.
Luego, puedes optar por aceptar los conflictos que se presenten de manera estratégica o, simplemente, resolver a tu forma y en la medida de tus posibilidades.
También, puedes alejarte del lugar donde obtuviste el enojo, abrir los brazos e ir a un sitio privado y drenar. Por ejemplo: si estas en la habitación toma una almohada y gritas hasta que sientas calma, esto te ayudará.
Factores
Uno de los miembros del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO, llamado Ignacio Enríquez, habló al respecto. Señaló que el daño que puede generar en el aspecto personal, específicamente.
“Los factores que más nos molestan del enojo son lo que decimos o hacemos durante ese momento de molestia, y el daño que podemos llegar a ejercer. Cuando hablamos de daño, no nos referimos únicamente a un daño físico e irreparable, sino que también puede convertirse en un desgaste hacia nuestros vínculos, valores y metas personales (…)”, señaló Enríquez.
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Añadió: “Un punto frustrante del enojo radica en que muchas veces puede ocurrir que, aunque actuemos de ese modo, no podamos conseguir lo que queremos ni que tampoco nos escuchen, como consecuencia de nuestra forma de expresarnos”.
Por ello, “es necesario transitar el enojo, al igual que otras emociones, para comenzar a explorarlo. Así se podrá arribar a una idea que nos ayude a abordar nuestras necesidades de la mejor manera posible, dentro de un contexto real y a resolver aquello que precisemos”.
