Para algunas personas la felicidad existe, para otras no. Existen un tercer grupo que sostiene que no existe completamente, solo por momentos. Lo cierto es que un estudio realizado habla sobre ello y profesores de Harvard exponen su percepción.
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El director del Harvard Study of Adult Development, Robert Waldinger, confesó que no existe algo que garantice la felicidad. “Nada garantiza la felicidad. Un profesor siempre me decía: ‘La felicidad es un accidente, pero podemos construir la vida para hacerla mejor”.
Para el director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación del Hospital General de Massachusetts y profesor de Psiquiatría en la Harvard Medical School hay que seguir principios fundamentales para conseguir acumular momentos de felicidad.
Ideas para tener felicidad
Las relaciones sociales se deben proteger. “No tienen por qué ser muchas, pueden ser pocas, pero importantes”, recomendó.
Cubrir las necesidades básicas.
Velar por la salud. “Es importante cuidar la alimentación, realizar ejercicio físico y no consumir aquello que nos pueda perjudicar”.
Mencionó que sí se puede aprender a ser feliz. “Sí, la psicóloga Sonja Lyubomirsky tiene una buena estadística de cuanto de nuestra felicidad está bajo nuestro control. Ella estima que 50% está basada en la genética, el 10% depende de las circunstancias personales en ese momento y el 40 por ciento lo podemos controlar”, dijo.
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Sobre cuándo se llega a ser más feliz, en la edad adulta o juventud, reveló: “Sabemos que el grupo de edad que tiene el índice de soledad más alto es el de entre 16 y 24 años. Son los que se sienten más solos. Por el contrario, somos más felices en la mediana edad, a partir de los 45 años hasta que empezamos a tener los primeros achaques de salud”.
El rol del dinero
Argumentó que el dinero sí da la felicidad. Sin embargo, “no es necesario tener muchísimo dinero sino el necesario para tener un nivel básico de seguridad económica. En Estados Unidos se estima en 75.000 dólares anuales”, añadió en declaraciones con El Debate.
Confirmó que “hay sufrimientos de los que no podemos escapar como por ejemplo la guerra, una enfermedad, pero hay otro tipo de dolor que sí podemos cambiar. Tenemos que ser conscientes de aquello que nos puede hacer sufrir e intentar cambiarlo. Hay que intentar encontrar un objetivo para alcanzar la felicidad”.