Con el objetivo de pagar el tratamiento de cáncer de su madre, la nicaragüense Andy Díaz llegó a Estados Unidos. No obstante, a la joven de 21 años le quedó como tarea pendiente.
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Fue decapitada por su esposo estadounidense, con quien llevaba tres meses de matrimonio. El cuerpo se consiguió en la casa que compartía con el asesinato, Jared Dicus.
Tras el crimen, no se hicieron llegar las palabras de sus familiares y amigos; todos lamentan la situación que debió atravesar la chica soñadora al salir de sus horizontes en Nicaragua.
Familiares y amigos no olvidan a Anggy Díaz
Como una joven autentica, inigualable, con muchas virtudes la recuerda su madre biológica, Dania Díaz. Desde su residencia en Houston, confía en que “se hará justicia divina”, ya que no merecía lo que le ocurrió.
En declaraciones con el medio Univision 45, habló al respecto. “Mi niña es única, es especial, ella era una niña fuerte, una niña que siempre andaba alegre”, dijo.
Recuerda que cuando le avisaron de la tragedia con su hija estaba en la iglesia. “Confío en la justicia de Dios, como mamá no tengo por qué yo desearle mal a nadie, simplemente cada uno tiene la consecuencia de sus actos (…)”.
Agregó: “(…) en este momento espero en Dios que se haga justicia. Nadie entiende que una niña tan joven fuera a terminar así”.
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Sus amigos la describen como una mujer alegra, amante del baile, de realizar vídeos y difundir en las redes sociales.
La dueña una tienda donde laboró Anggy, expresó: “Tengo muy buenos empleados, pero ella siempre feliz, riéndose, bailando. Eso es lo que más le gustaba”.
No olvida lo que comentó en diversas ocasiones. “Ella me decía que estaba feliz, que se había casado y había encontrado a una persona que la quería”, destacó la mujer que le dio la oportunidad de trabajo.
¿Dónde se conocieron?
En la tienda donde ella trabajaba llegaron a conocerse; vivía en la parte de atrás de la casa principal de sus suegros, en una cabaña específicamente. El 13 de octubre fue la boda.