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Esta pulsera con IA mejora la conciencia emocional de los niños

Metro analiza un nuevo wearable llamado Tully que predice los próximos episodios emocionales, lo que permite tomar medidas preventivas a tiempo.

La inteligencia emocional es difícil de dominar, especialmente cuando se trata de niños. Por eso, una startup llamada Tully desarrolló una pulsera que utiliza la Inteligencia Artificial para ayudar a los niños a detectar, entender y gestionar sus emociones.

Se trata de un dispositivo portátil que puede predecir los próximos estallidos emocionales a través de la monitorización de biomarcadores, cálculos del nivel de agitación y mecanismos de alerta.

Tully desempeña el papel de un observador externo que detecta todos los cambios y fluctuaciones significativos en las emociones del usuario, a la vez que alerta sobre la necesidad de tomar medidas tranquilizadoras.

“Tully capacita eficazmente a los niños para que tomen el control de sus emociones y, con el tiempo, aprenden a identificar todas las señales por sí mismos”, explicó a Metro Marius Rus, fundador de Tully.

Mediante una tecnología de IA basada en amplias bases de datos de personas con hiperactividad, el dispositivo aprende los patrones de comportamiento del niño.

Al desarrollar un enfoque personalizado en sólo unos días de uso, Tully rastrea los cambios en sus niveles de agitación con extrema precisión. Cuando el dispositivo detecta niveles extremos de agitación, emite una discreta alerta vibratoria al niño, entrenándole para gestionar y comprender sus arrebatos emocionales.

Tully viene con luces LED y bandas intercambiables que tienen un sinfín de opciones de color. Según sus creadores, esta pulsera es la compañera perfecta para los niños hiperactivos, hiperquinéticos, que muestran síntomas de TDAH o TDA, y para los padres que desean ayuda para gestionar los estados emocionales de sus hijos.

Metro habló con Marius Rus para saber más.

50%

En esta cantidad se puede acelerar la curva de aprendizaje de la conciencia emocional en los niños gracias a Tully.

Para calcular los niveles de agitación, Tully mide y analiza una combinación de datos biométricos:

-Ritmo cardíaco y variabilidad del ritmo cardíaco.

-Niveles de saturación de oxígeno en la sangre.

-Seguimiento de la posición y el movimiento (gracias al giroscopio y al acelerómetro, Tully puede diferenciar entre la actividad física intensa y los movimientos de pequeña amplitud, como el movimiento inquieto, y sólo alerta al niño cuando muestra signos de acciones estresantes).

-Respuesta galvánica de la piel y actividad electrodérmica.

Entrevista

Marius Rus,

fundador de Tully

P: ¿Cuál es la historia de Tully?

- En realidad, todo empezó hace unos 10 años: me mudé a San Francisco, para hacer mi MBA, junto con mi mujer Adina. Como ella estaba en un año sabático de su trabajo como profesora de economía en la Facultad de Economía de Cluj, y tenía mucho tiempo libre, empezó a ser voluntaria para ayudar a los niños en una escuela local y, por casualidad, empezó a trabajar con un niño con un severo Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). El TDAH se manifiesta muy a menudo a través de la hiperactividad y ésta suele salir a la luz en la escuela, cuando los retos intelectuales elevan sus niveles de agitación. Esto puede desencadenar una crisis, muy molesta para todos, niños y profesores.

Resultó ser una consejera natural y, tras una formación básica, pronto se encontró trabajando en tres escuelas de la zona de Albany, en San Francisco. Al cabo de varios años, tras volver a Europa, se sintió impulsada a continuar el trabajo, pasando por la Facultad de Psicología y cursando un máster en Asesoramiento y Desarrollo Infantil para obtener una base teórica más sólida.

Descubrió que muchos niños con TDAH entienden su condición y no quieren perder el control, por lo que sería estupendo encontrar una forma de alertar a los niños antes de que alcancen los niveles umbrales de estrés. Podrían evitar, o sortear mejor, las crisis. De ahí a empezar a pensar en parámetros clave que pudieran medirse y utilizarse para prever y prevenir reacciones emocionales de alta intensidad, sólo hay un paso.

P: ¿Cómo funciona?

- Tully monitoriza una amplia gama de biomarcadores, como la temperatura, el pulso, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la respuesta galvánica de la piel y la saturación de oxígeno en sangre, así como los indicadores de movimiento, y nuestro algoritmo patentado utiliza estas mediciones, incluyendo no sólo los valores reales sino también las amplitudes y las velocidades de cambio, para determinar una “Puntuación de estrés y agitación”. Esto sería de poca ayuda sin el aspecto de la IA, que calibra y alinea constantemente la línea de base del usuario, aprendiendo básicamente cómo es un “estado de calma” y siendo capaz de predecir con precisión los niveles críticos de agitación previos a la crisis. Cuando éstos aparecen, Tully alerta al usuario sobre la posible aparición de un brote de estrés y, basándose en la biorretroalimentación, proporciona orientación durante el proceso de calma. Para ser lo más discreto posible, utilizamos vibraciones como mecanismo de alerta por defecto, pero Tully también dispone de una señalización LED que puede encenderse para mejorar la visibilidad durante las alertas y la orientación.

La segunda función de Tully gira en torno a los datos, que se procesan y analizan y pueden dar al usuario, o a un profesional médico, una visión directa y real del estrés diario y la carga emocional. Además de poder identificar con precisión los factores de estrés externos que se repiten día a día, estos datos pueden ser tremendamente útiles para mejorar el éxito de una terapia, permitiendo centrarse en las evoluciones positivas, que son mucho más difíciles de detectar que las negativas, y una comparación objetiva entre la frecuencia y la intensidad de las crisis a lo largo de un periodo de tiempo prolongado.

P: ¿Cómo puede mejorar la conciencia emocional de los niños?

- Uno de los mayores retos de las personas con Trastornos de Integración Sensorial, incluido el TDAH, es reconocer los signos de agitación y los momentos en los que se necesita regulación emocional, y puede llevar mucho tiempo, a veces años, aprender a hacerlo de forma eficaz. Tully es un observador externo, que hace que los niños sean directamente conscientes de este momento y acorta en gran medida este periodo. También tiene la importante ventaja de que no es un adulto el que les dice que hagan algo, es un dispositivo completamente bajo su control. Pueden silenciar inmediata y completamente a Tully con sólo pulsar un botón, pero esto ocurre después de la alerta. Los psicólogos clínicos con los que hemos trabajado durante el desarrollo y las pruebas estiman que el uso de Tully acelerará la curva de aprendizaje hasta en un 50%, y confirmar esto es de hecho el objetivo de los ensayos clínicos que ya hemos planificado para el próximo año.

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