Luego de curarse de la COVID-19, las personas que se mantengan por dos semanas o más con problemas para respirar, conflictos digestivos y fatiga psicológica es porque no están saludables: enfrentan un síndrome postviral.
Así lo detalla un análisis elaborado por la Escuela de Salud Pública Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, publicado en la revista ‘JAMA Psychiatry’ de los investigadores, la cual hace alusión a la relación entre la COVID-19 persistente y la salud mental.
Independiente de las condiciones de salud física, así como de otros comportamientos, asma, tabaquismo, era independiente el incremento del peligro, destacan los científicos.
COVID-19 prologando depende de la salud mental
El director del estudio y experto del Departamento de Nutrición de la Escuela Chan de Harvard, Siwen Wang, rememoró: “Nos sorprendió la fuerza con la que la angustia psicológica antes de una infección por COVID-19 se asoció con un mayor riesgo de COVID prolongado”.
Agregó: “La angustia estaba más fuertemente asociada con el desarrollo de COVID largo que los factores de riesgo para la salud física como la obesidad, el asma y la hipertensión”, teniendo en cuenta la gravedad del asunto.
La COVID larga la han padecido cerca del 20 % de los adultos en el país que han tenido COVID-19, datos del Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos lo dejan al descubierto.
¿Qué es la COVID-19 persistente?
Para la Organización Mundial de la Salud OMS), son los efectos que se desencadena “el coronavirus en aquellas personas que, si bien recibieron el alta, padecen afecciones cardíacas, respiratorias y neurocognitivas”.
La definición fue expuesta por la entidad después que se cumplió un año de los primeros casos del brote; aparte de los síntomas mencionados, tiene al menos 200 en general.
Por ende, se habla del “COVID persistente” como una nueva enfermedad y no como “secuelas” del COVID, alegan especialistas en la materia.