Estados Unidos está viviendo uno de los peores momentos en su historia, económicamente. El incremento de precio en la gasolina, alimentos y alquiler llegaron a niveles inimaginables con la inflación.
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En cuatro décadas, estos valores no se habían modificado tanto, situación que ha aumentado la tensión en los millones de habitantes.
Esto ha orillado a la Reserva Federal a elevar la tasa de interés, lo que traería serias consecuencias en los créditos bancarios.
En el pasado mes de junio, los precios de los productos básicos se dispararon en un 9.1 por ciento en comparación del año anterior.
Incluso, representó el mayor aumento desde 1982, al alcanzar un porcentaje inaudito, que está pegándole con todo a los alimentos.
Tan sólo de mayo a junio, el coste se disparó 1.3 por ciento más, adicional 1 que tuvo de crecimiento de abril a mayo.
El valor de cada uno de los artículos de la canasta básica ha perjudicado a las familias estadounidenses, sobre todo a aquellas que viven al día.
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La mayoría de los ingresos de estos ciudadanos se va en vivienda, transporte y alimentos, por lo que este aumento representa un golpe estructural importante.
Pese a que el gobierno está trabajando a marchas forzadas, estos índices ponen en jaque al presidente Joe Biden, que está buscando una solución inmediata a esta debacle.
Los precios que más aumentaron fueron los de la harina 5.3 por ciento; mantequilla 4.8; las galletas, pan y muffins 3.5; helados 4, mientras que los productos congelados se elevaron 2.9. El azúcar incrementó su valor 2.1.
Pese a todo este crecimiento, algunos alimentos se mantuvieron estables, como la carne de res y cerdo, que incluso vino a la baja en su valor.
Aunque, las salchichas si se vieron afectadas y se encarecieron 4.5 por ciento de su valor original.
Además, los huevos subieron 33.1, la harina 19.2 y el pollo 18.6, mientras que la leche 16.4 y las frutas y verduras un 8.1.
