MADRID, 27 (EUROPA PRES)
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Después de sufrir daños aparentemente catastróficos por un huracán, la cubierta vegetal primordial para mantener una multitud de formas de vida costeras volvió a la vida en cuestión de meses.
El hallazgo, publicado en Science Advances, ofrece un raro optimismo sobre el destino de uno de los ecosistemas más críticos de la Tierra a medida que el cambio climático altera el patrón global de tormentas intensas.
"La buena noticia es que, en este tipo de entornos, existen estos mecanismos que pueden desempeñar un papel importante en la estabilización del ecosistema porque se recuperan muy rápidamente --explica Maya Gomes, profesora adjunta de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Johns Hopkins y coautora del estudio--. Lo que vimos es que empezaron a crecer de nuevo y eso significa que mientras sigamos teniendo más huracanes a causa del cambio climático estos ecosistemas serán relativamente resistentes".
El equipo, codirigido además por investigadores del Instituto Tecnológico de California y de la Universidad de Colorado en Boulder, había estado estudiando Little Ambergris Cay, una isla deshabitada de Turcas y Caicos, en particular las coberturas microbianas de la isla.
Estas coberturas microbianas son ecosistemas blandos y esponjosos que durante siglos han albergado una gran variedad de vida, desde los organismos microscópicos que se alojan en las capas superiores oxigenadas hasta los manglares que ayudan a enraizar y estabilizar, que a su vez proporcionan hábitats para más especies, informa Phys.org.
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Los manglares se pueden encontrar en todo el mundo en entornos muy diferentes, pero la variedad que este equipo estudió se encuentra comúnmente en lugares tropicales, orientados al agua salada, exactamente los lugares costeros más vulnerables a las tormentas severas.
En septiembre de 2017, la pared ocular del huracán Irma, de categoría 5, golpeó directamente la isla en la que el equipo había estado trabajando.
"Una vez que supimos que todo el mundo estaba bien, nos encontramos en una situación única para investigar cómo las comunidades de coberturas respondieron a una perturbación tan catastrófica", apunta Gomes.
El impacto del ciclón tropical fue inmediatamente devastador, ya que ahogó las cobertura con un manto de sedimentos arenosos que diezmó el nuevo crecimiento.
Sin embargo, cuando el equipo revisó el lugar primero en marzo de 2018, y luego de nuevo en julio de 2018 y junio de 2019, se emocionaron al ver que las coberturas volvían a crecer, brotando visiblemente de la capa de arena en tan solo 10 meses.
El crecimiento de nuevas coberturas procedió rápidamente y sugirió que la perturbación de las tormentas puede facilitar la adaptación de estos ecosistemas a los cambios en el nivel del mar.
"Para las islas y los lugares tropicales con este tipo de geoquímica, los Cayos de Florida serían uno de ellos en los Estados Unidos, esta es una buena noticia en el sentido de que creemos que el ecosistema de manglares, así como los mapas microbianos, están bastante bien estabilizados y son resistentes", subraya el autor principal Usha F. Lingappa, investigadora postdoctoral de la Universidad de California en Berkeley.