MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
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El número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda en el Sahel y África Occidental se ha cuadriplicado respecto a las cifras de 2019. Se han registrado 40,7 millones de personas en dicha situación respecto a los 10,8 millones de hace tres años. Los meses de verano, anuncian, podrían dejar sin alimento a 11 millones de personas más, debido a que las reservas de las cosechas anteriores se agotan.
Las causas de este agravamiento son la suma de dos años de pandemia y las malas cosechas por los efectos del cambio climático, así como el recrudecimiento de la violencia y los consecuentes desplazamientos forzosos, o los impactos de la guerra en Ucrania. La invasión del país ucranio por parte de las tropas rusas ha disparado el precio de carburantes y alimentos.
"Nos encontramos ante otra crisis humanitaria histórica en el Sahel. El recrudecimiento de la crisis alimentaria y nutricional que ya se vaticinaba desde 2021 debido a los efectos del cambio climático en las cosechas se ha agravado por el aumento de precios del cereal y la guerra de Ucrania. El conflicto va a tener un precio diferente para países ricos y pobres. En los países ricos el precio será la inflación, pero en los pobres será el hambre, la desigualdad, las tensiones sociales y el deterioro de la seguridad", ha comentado el director adjunto de Ayuda en Acción, Jorge Cattaneo.
En el caso de Malí, desde Ayuda en Acción estiman que 1,8 millones de personas se encuentren al borde de la hambruna tras la temporada de carestía --de junio a septiembre--. Este país se encuentra bajo el bloqueo de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) por la falta de avances tras el golpe de Estado. Por otro lado, en Níger se calcula que más de tres millones de personas necesitarán ayuda humanitaria, mientras que tras los meses de verano esas cifras pueden elevarse hasta los cuatro millones de personas en situación de desnutrición.
