BRASILIA (AP) — Más de 20 posibles hackers se reunieron esta semana en la sede de la autoridad electoral de Brasil, en la capital, Brasilia. Su misión: infiltrarse en el sistema de votación del país antes de las esperadas elecciones presidenciales de octubre.
Su batería de asaltos, que duró tres días, terminó el viernes y formaba parte de las pruebas que se llevan a cabo cada año electoral y que suelen transcurrir sin incidentes y sin llamar la atención. Pero con el presidente, Jair Bolsonaro, poniendo continuamente en duda la fiabilidad del sistema, la prueba adquirió un enorme significado mientras la autoridad electoral, el Tribunal Superior Electoral o TSE, trata de reforzar la confianza en los próximos comicios generales.
Analistas y miembros del TSE afirmaron que los resultados de las pruebas fueron más alentadores que nunca. Todos los expertos que trataron de alterar el sistema — entre los que había agentes de la policía federal y profesores universitarios de ingeniería, tecnología de la información, seguridad de datos e informática — fracasaron.
“Ningún ataque logró alterar el destino de un voto en la boleta electrónica», dijo Julio Valente da Costa, secretario de tecnología informática de la entidad, a The Associated Press en una entrevista posterior. “Esta prueba es importante para que nos quedemos tranquilos, al menos sobre los componentes tecnológicos e informáticos de las elecciones».
Cuando Bolsonaro ganó la carrera presidencial hace cuatro años, aseguró que en realidad se había impuesto en la primera ronda, no en el balotaje celebrado semanas más tarde. El excapitán del ejército ha afirmado en varias ocasiones que el sistema de votación que se emplea desde hace tres décadas es vulnerable, y a veces sostuvo que tiene pruebas de que hubo fraude aunque nunca ha presentado evidencia alguna.
El año pasado, el mandatario sugirió que los comicios podrían cancelarse a menos que el Congreso aprobase una reforma del voto. Pero la propuesta de enmienda constitucional no recabó suficientes votos.
Tanto analistas como políticos han expresado su preocupación porque el ultraderechista Bolsonaro, que según las primeras encuestas estaría por detrás del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, esté preparando el terreno para seguir el ejemplo de su aliado estadounidense Donald Trump y rechazar los resultados electorales.
El TSE ha hecho todo lo posible por dotar al proceso electoral de más transparencia, invitando incluso a las fuerzas armadas a formar parte de su comisión de transparencia, aunque tradicionalmente el papel del ejército en las elecciones se limita a llevar las boletas a las comunidades aisladas y a reforzar la seguridad en las zonas violentas.
Algunos analistas políticos y militares han alegado que la oferta del TSE resultó ser un error ya que las tensiones han aumentado desde entonces. Un general del ejército que forma parte de la comisión remitió docenas de preguntas a la autoridad electoral a principios de año.
“(Las fuerzas armadas) están siendo guiadas para atacar el proceso y tratar de desacreditarlo», afirmó el juez del Supremo Tribunal Luis Roberto Barroso, quien presidió el TSE hasta febrero, durante una conferencia en una universidad alemana el 24 de marzo. Sus declaraciones fueron criticadas por el Ministerio de Defensa de Bolsonaro, que emitió un comunicado para señalar que esa acusación era “un insulto grave”.
El sucesor de Barroso, el juez del Supremo Tribunal Luiz Edson Fachin, manifestó el jueves que los comicios estarán custodiados por “fuerzas no armadas” y agregó que la declaración de resultados del TSE será definitiva.
Pese a esto, algunos analistas siguen preocupados.
“Hoy en día, las fuerzas armadas son parte del gobierno de Bolsonaro, desde el punto de vista político, y están colaborando en los esfuerzos del presidente para corroer las instituciones desde dentro», apuntó João Martins Filho, un experto militar que dirigió la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa, por teléfono. “Esto no es algo menor. Es muy peligroso».
La semana pasada, mientras el TSE se preparaba para el test, Bolsonaro prometió que su partido buscará una auditoría externa del sistema antes de la primera ronda de los comicios.
La prueba del TSE comenzó en noviembre, cuando los expertos seleccionaron 29 métodos para infiltrarse en el sistema de votación. Cinco lograron causar algún tipo de interferencia, que fueron menores y no afectaron a los resultados, según dijo entonces la entidad. Esas cinco posibilidades fueron evaluadas en el test de tres días de esa semana, que mostró que todos los problemas se habían resuelto, dijo a periodistas Sandro Nunes Vieira, un miembro del TSE, tras su finalización. Una comisión evaluará los resultados y publicará un informe a finales de mayo.
Carlos Alberto da Silva, un profesor de seguridad de datos en la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul, formó parte del grupo que trató de ingresar al sistema. Él y un alumno descubrieron una laguna en la salida de audio que podía violar la confidencialidad del voto. El viernes contó a la AP que el problema había sido solventado por el TSE.
Habrá más pruebas en agosto, cuando el TSE realice algo parecido a un simulacro de la jornada electoral. En ese momento, la campaña presidencial estará ya en marcha oficialmente, aunque Bolsonaro y da Silva ya celebran mítines y eventos.
El Tribunal Superior Electoral seguirá efectuando pruebas de seguridad hasta 15 días antes de los comicios. Desde 1996, nunca se han encontrado pruebas de fraude electoral masivo.
Wilson Vicente Ruggiero, profesor de ingeniería informática de la Universidad de Sao Paulo y colaborador del TSE, dijo a la AP que “el proceso actual es mucho más seguro que el del pasado”.
“No hay motivo para temer que la boleta o el propio proceso en sí puedan estar amañados», afirmó.
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Jeantet informó desde Río de Janeiro. El periodista de The Associated Press Mauricio Savarese desde Sao Paulo contribuyó a este despacho.