Más de 24 millones de afganos necesitan de ayuda inmediata, según EEUU; seis millones más desde el retorno de los talibán al poder
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MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
El jefe del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, general Mark Milley, ha avisado de que Estado Islámico se está reagrupando en Afganistán ante la incapacidad del actual régimen talibán para contener las operaciones de la organización yihadista, responsable de numerosos atentados contra las mezquitas del país.
«Estado Islámico y otros grupos han comenzado a reagruparse. Todavía no lo han conseguido y todavía no presentan una amenaza para suelo estadounidense pero estamos observando la situación muy de cerca», ha explicado Milley durante una comparecencia ante el Senado de Estados Unidos.
«Si asoman la cabeza y se convierten en una amenaza, tomaremos las medidas apropiadas», ha añadido Milley durante su turno de palabra frente al secretario de Defensa, Lloyd Austin, y en el marco de la evaluación general que las autoridades estadounidenses están realizando de la situación en el país desde la reconquista talibán que culminó en agosto del año pasado.
SEIS MILLONES DE PERSONAS MÁS BAJO EMERGENCIA
En este sentido, la Oficina del Representante Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción en Afganistán (SIGAR), ha lamentado en un informe presentado esta semana que, desde la llegada de los talibán al poder, seis millones de afganos más han acabado en situación de emergencia humanitaria, hasta un total de 24,4 millones de personas, frente a los 18,4 millones existentes en 2021.
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Asimismo, el SIGAR también ha constatado un incremento en el número de desplazados internos dentro del país, desde los 670.000 de principios de agosto del año pasado (solo unos días antes de la caída de la capital, Kabul), hasta los 710.000 a finales del año pasado.
Los talibán han argumentado que la falta de reconocimiento internacional ha mermado su capacidad para estabilizar el país, y pedido reiteradamente el levantamiento de las sanciones internacionales abanderadas por Estados Unidos, que ha dado por ejemplo la orden de congelar millones de dólares del Banco Central del país en forma de activos en el extranjero.
Asimismo, los talibán han desmentido que Estado Islámico –a través de su filial afgana, Estado Islámico Provincia de Jorasán– esté operando de manera organizada en el país. El portavoz principal de los talibán afganos, el viceministro de Información Zabihulá Muyahid, aseguró esta semana que «la presencia de Estado Islámico en el país es muy pequeña», si bien reconoció que el grupo había protagonizado «algunos ataques contra escuelas islámicas y mezquitas» aunque «sin resultados significativos».
Sin ir más lejos, un atentado ocurrido la semana pasada en una mezquita de Kabul dejó al menos una treintena de fallecidos y decenas de heridos más, según informaciones en manos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El ataque contra la mezquita de Jalifa Sahib siguió a otro perpetrado contra mezquita del Maulana Sekander en la provincia de Kunduz del pasado 22 de abril, que dejó 25 muertos y ataques dos minibuses en Mazar e Sharif que dejaron nueve fallecidos.
El coordinador humanitario de la ONU en Afganistán, Ramiz Alakbarov, ha tildado estos ataques como «otro doloroso golpe para el pueblo de Afganistán».
«Es inconcebible que los civiles sean atacados indiscriminadamente mientras realizan sus actividades diarias, se reúnen para rezar, van a la escuela o al mercado, o de camino al trabajo», ha denunciado Alakbarov, quien ha incidido en que el derecho internacional humanitario prohíbe los ataques contra población e infraestructura civil.