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China restringe la entrada a Guangzhou por brote de COVID-19

BEIJING (AP) — El centro manufacturero de Guangzhou se cerró el lunes a la mayoría de llegadas, mientras China lucha contra un brote de COVID-19 en sus grandes ciudades del este.

Shanghái ha sido la más afectada con otros 26.087 casos reportados el lunes, de los que apenas 914 mostraban síntomas. La ciudad de 26 millones de personas está bajo una estricta cuarentena que confina a muchos vecinos a sus hogares durante hasta tres semanas.

Por el momento no se ha declarado una cuarentena similar en Guangzhou, una metrópolis de 18 millones de personas al noroeste de Hong Kong, que alberga las bases de muchas grandes empresas y el aeropuerto más transitado de China. El lunes se reportaron al menos 27 casos en la ciudad.

Sin embargo, las clases de escuela primaria e intermedia se impartían a través de internet tras la detección inicial de 23 contagios locales la semana pasada. Las autoridades convertían un centro de exposiciones en hospital improvisado ante los planes de las autoridades de hacer pruebas masivas en toda la ciudad.

Sólo los ciudadanos con una “necesidad clara” de abandonar Guangzhou podían hacerlo, y sólo si daban negativo en el virus en las 48 horas previas a su salida, indicó en medios sociales Chen Bin, portavoz de la ciudad.

China se ha atenido a su política de “cero COVID” para gestionar los brotes con estricto aislamiento y pruebas masivas, pese a las quejas en Shanghái sobre desabastecimiento de alimentos y atención médica.

El gobierno chino y los medios, controlados por el estado en su totalidad, se muestran cada vez más a la defensiva ante las quejas por las medidas de prevención del COVID-19, y censuran el contenido en internet además de rechazar las críticas extranjeras.

China ha presentado una queja “solemne” ante Estados Unidos, según Zhao Lijian, portavoz del Ministerio chino de Exteriores, después de que el Departamento de Estado recomendara a sus ciudadanos que se replanteasen viajar a China debido a la “aplicación arbitraria” de las leyes locales y las restricciones contra el COVID-19, especialmente en Hong Kong, la provincia de Jilin y Shanghái. Las autoridades estadounidenses mencionaron el riesgo de que “padres e hijos se vean separados”.

China estaba “enormemente descontenta y se oponía firmemente a la acusación sin base del lado estadounidense sobre la gestión china de la epidemia”, indicó Zhao.

Pese a eso y a los indicios de que la estricta política está ordenada por Xi Jinping, líder del Partido Comunista, que gobierna el país, China ha rechazado cualquier sugerencia de que su estrategia sea de naturaleza política. Xi ha exigido priorizar la estabilidad social antes de un congreso crucial del partido este año, en el que se espera asuma un tercer mandato sin precedentes como líder del partido.

El diario en inglés China Daily admitió que las medidas en Shanghái están “lejos de ser perfectas” y mencionó la destitución de tres funcionarios locales la semana pasada por no cumplir con sus tareas. Pero señaló que eso no debería servir de “excusa para politizar el incidente y culpar a China”.

Pese al gran número de casos, no se han reportado nuevas muertes en el brote en Shanghái, posiblemente porque la variante ómicron es menos mortal que otras versiones del virus.

Las autoridades locales también dicen haber garantizado los suministros diarios para los vecinos, tras quejas por las entregas de alimentos y otros productos básicos.

La capital, Beijing, ha tenido relativamente pocas restricciones, aunque el vecindario de Erjiefang, que incluye el distrito artístico 798, estaba aislado y clasificado como de alto riesgo tras la confirmación de ocho casos allí en las últimas dos semanas.

China sufre uno de los peores brotes locales en el país desde el inicio de la pandemia. La nación sigue en gran parte cerrada a los viajes internacionales, mientras la mayoría de países del mundo empieza a buscar formas de vivir con el virus.

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