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Papa El Papa quiere una Iglesia en actitud de escucha que “no señale a pecadores con el dedo”

ROMA, 3 (EUROPA PRESS)

El Papa se ha hecho eco del proceso sinodal que está viviendo la Iglesia católica y que concluirá en Roma en 2023 al criticar a los que sólo «denuncian los pecados» y a los que señalan «con el dedo». Así, ha pedido poner en marcha una actitud de escucha.

En una misa multitudinaria durante su viaje a Malta, ante cerca de 20.000 personas, según los organizadores, el Pontífice ha arremetido contra los «que se erigen como paladines de Dios, pero pisotean a los hermanos» y contra

los que salen «en busca de los pecadores» al tiempo que ha pedido que la Iglesia sea «testigo de reconciliación» en la sociedad.

El evento religioso ha recordado, por su afluencia, a los actos previos a la pandemia. Si bien, la plaza donde se ha desarrollado la misa tenía capacidad para 80.000 y ha sido reducida a un cuarto, y los asistentes debían permanecer sentadas.

«El que cree que defiende la fe señalando con el dedo a los demás tendrá incluso una visión religiosa, pero no abraza el espíritu del Evangelio, porque olvida la misericordia, que es el corazón de Dios», ha asegurado.

Además, ha reivindicado «el «olfato» del* pueblo de Dios, que no se conforma con el templo hecho de piedras, «sino que se reúne alrededor de la persona de Jesús».

Así, ha advertido de la «carcoma de la hipocresía y la mala costumbre de señalar con el dedo»

«¡Qué diferencia entre el Maestro y los acusadores! Estos habían citado la Escritura para condenar. Jesús, la Palabra de Dios en persona, rehabilita completamente a la mujer, devolviéndole la esperanza», ha insistido.

De este modo, ha alertado del «peligro de malinterpretar a Jesús, de tener su nombre en los labios, pero desmentirlo con los hechos. «Y esto también puede producirse elevando estandartes con la cruz», ha avisado.

«No volveremos a señalar con el dedo, sino que empezaremos a ponernos a la escucha. No descartaremos a los despreciados, sino que miraremos como primeros aquellos que son considerados últimos», ha sentenciado.

El pontífice, de 85 años, que arrastra un dolor agudo en la rodilla, que ha sido evidente durante el viaje -por ejemplo, tuvieron que poner un ascensor en el avión que le trajo de Roma porque no podía bajar por la escalerilla-, no ha querido dejar pasar la ocasión de volver a pasearse entre los fieles en papamóvil en la plaza de los Graneros de la ciudad de Floriana.

El Papa ha comenzado su segundo y último día en Malta con una visita a la Gruta de San Pablo en Rabat, donde la tradición sitúa la morada del discípulo de Jesús tras naufragar en su viaje a Roma en el año 60 después de Cristo.

Durante la plegaria en la cueva, el Papa ha hecho hincapié en la difícil situación de los migrantes y refugiados en un contexto de tragedia. Este mismo sábado se produjo otro naufragio de una patera frente a las costas de Libia que dejó más de 90 muertos, según los informes de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Así, ha pedido dar asistencia y ayudar a los que «luchan entre las olas del mar» y son «golpeados contra las rocas de una costa desconocida» en alusión a la labor humanitaria que hacen los barcos de rescate de migrantes en el Mar Mediterráneo.

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