Escapar de la zona de guerra, que se libra entra Ucrania y Rusia, puede no ser el final de una pesadilla, sino todo lo contrario.
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Son millones de ucranianos los que han salido de las ciudades atacadas, con la esperanza de llegar a un lugar con mayor tranquilidad.
Sin embargo, en muchas ocasiones, los traficantes aprovechan la endeble situación de mujeres, adolescentes y niños para captarlos y explotarlos sexualmente.
10 millones de ucranianos huyen de la guerra
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 10 millones de ucranianos han huido de sus hogares. Muchos buscan refugio en otras zonas del país, que consideran más seguras, mientras que cerca de tres millones y medio de personas se marchan de la nación.
Se trata de mujeres y niños, principalmente, debido a que el gobierno del país invadido obliga a los hombres de 18 a 60 años a quedarse para luchar en la guerra.
Los peligros de caer en la explotación y trata
Sin embargo, a la hora de desplazarse, sin conocer a dónde ir, los refugiados se ven en la obligación de confiar a extraños.
“Para los depredadores y traficantes de personas, la guerra en Ucrania no es una tragedia”, advirtió en Twitter el secretario general de la ONU, António Guterres. “Es una oportunidad, y las mujeres y los niños son los objetivos”, continuó.
Y es que las redes de tráfico están notoriamente activas en Ucrania y los países vecinos en tiempos estables y de paz, por lo que la niebla de la guerra resulta una enorme tapadera para realizar estas lamentables acciones.
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Desaparecen menores
De acuerdo a Karolina Wierzbinzka, coordinadora de Homo Faber, una organización de derechos humanos con sede en Lublin, Polonia, los menores son una gran preocupación.
De hecho, varios niños desaparecieron y ahora se desconoce su paradero actual, como resultado de procesos de registro irregulares en Polonia y otras regiones fronterizas, sobre todo, al comienzo de la guerra.
Delincuentes se presentan como voluntarios
“Las mujeres y los niños vienen aquí de una guerra terrible. No hablan polaco ni inglés. No saben lo que está pasando y creen en lo que les dicen.
“Cualquiera puede presentarse en esta estación. El primer día que me ofrecí como voluntaria, vi a tres hombres de Italia. Estaban buscando mujeres hermosas para venderlas en el comercio sexual. Llamé a la policía y resultó que tenía razón. No era paranoia... Es horrible”, dijo la joven Margherita Husmanov, refugiada ucraniana de Kiev, de poco más de 20 años.
Son sólo algunos ejemplos de lo que pueden sufrir las mujeres, niños y adolescentes en su búsqueda por llegar a un lugar seguro.
Elena Moskvitina ya se encuentra a salvo en Dinamarca, pero vivió una mala experiencia con unos falsos voluntarios.
Ellos se acercaron un par de veces en un centro de refugiados donde se hospedaba.
La segunda vez le comentaron que Suiza era el mejor lugar par ir, y que la llevarían junto a otras mujeres. Pero ella se percató de las miradas de “mala forma” que los hombres hacían a su hija.
Tuvo que escapar corriendo de los farsantes.