MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
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El envenenamiento causado por las presas de las aves carroñeras abatidas por los cazadores con munición de plomo deja las poblaciones de muchas rapaces más reducidas de lo esperado.
Es la conclusión del primer estudio que calcula estos impactos en toda Europa, según publican en la revista en la revista Science of the Total Environment.
Cuando aves como las águilas y los milanos reales hurgan en los cadáveres o se alimentan de animales heridos con fragmentos de plomo tóxico procedente de la munición de las armas de fuego incrustados en sus cuerpos, pueden envenenarse y sufrir una muerte lenta y dolorosa. Además, se ha demostrado que dosis más pequeñas alteran el comportamiento y la fisiología.
Ahora, científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han utilizado datos sobre los niveles de plomo en los hígados de más de 3.000 rapaces encontradas muertas en más de una docena de países para calcular hasta qué punto el envenenamiento por munición de plomo ha afectado a las poblaciones de rapaces de Europa.
Los investigadores calculan que, sólo en el caso de diez especies de aves rapaces, el envenenamiento por munición de plomo ha provocado la ausencia de unas 55.000 aves adultas en los cielos europeos.
Las más afectadas son especies como las águilas, que son naturalmente longevas, crían pocos ejemplares al año y se reproducen más tarde. Sin embargo, incluso las poblaciones de especies familiares para los observadores de aves en países como el Reino Unido, como el ratonero común y el milano real, serían significativamente mayores si no fuera por la munición de plomo.
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Por ejemplo, el estudio sugiere que la población europea de águila de cola blanca es un 14% menor de lo que habría sido sin más de un siglo de exposición a niveles letales de plomo en algunos de sus alimentos.
Le siguen de cerca el águila real y el buitre leonado, cuyas poblaciones son un 13% y un 12% más pequeñas de lo que habrían sido en otras circunstancias. Las poblaciones de azor común son un 6% menores y las de milano real y aguilucho lagunero un 3% menos.
Las poblaciones de ratonero común son un 1,5% menores, pero esto equivale a casi 22.000 adultos menos de esta especie tan extendida, dicen los investigadores.
Calculan que la población europea total de diez especies de aves rapaces es al menos un 6% más pequeña de lo que debería ser, únicamente como resultado del envenenamiento por la munición de plomo.
Los investigadores de Cambridge, que han colaborado con el Instituto Leibniz de Investigación sobre Zoología y Vida Silvestre (Leibniz-IZW), recuerdan que los cazadores disponen de una serie de alternativas a los cartuchos de plomo para escopetas y rifles que funcionan bien. Sin embargo, los esfuerzos realizados por las organizaciones de cazadores del Reino Unido para promover la prohibición voluntaria de los perdigones de plomo en la caza no han tenido prácticamente ningún efecto.
Una investigación realizada por los mismos autores de Cambridge, publicada el mes pasado, muestra que más del 99% de los faisanes abatidos en el Reino Unido siguen siendo disparados con plomo, a pesar de que los grupos de cazadores instan a sus miembros a cambiar a munición no tóxica en 2020, con el objetivo de eliminar progresivamente el uso del plomo en 2025.
«El uso continuado de munición de plomo significa que la caza como pasatiempo simplemente no puede considerarse sostenible a menos que las cosas cambien –alerta el autor principal, el profesor Rhys Green, un científico de la conservación en la Universidad de Cambridge y RSPB–. Desgraciadamente, los esfuerzos para fomentar el abandono voluntario de la munición de plomo han sido totalmente ineficaces hasta ahora».
«El tipo de reducciones en las poblaciones de aves rapaces que sugiere nuestro estudio se consideraría digno de una acción contundente, incluida la legislación, si fuera causado por la destrucción del hábitat o el envenenamiento deliberado», añade.
En la actualidad, sólo dos países europeos, Dinamarca y los Países Bajos, han prohibido los perdigones de plomo. Dinamarca tiene previsto seguir con la prohibición de las balas de plomo para rifles. Tanto la Unión Europea como el Reino Unido están estudiando la posibilidad de prohibir legalmente toda la munición de plomo debido a los efectos sobre la fauna salvaje y la salud de los consumidores humanos de carne de caza, pero muchos grupos de cazadores se oponen a ello, según los investigadores.
Algunas rapaces se envenenan cuando hurgan en los animales muertos con munición de plomo. Puede tratarse de un cadáver entero perdido o abandonado por los cazadores o, por ejemplo, de las vísceras de un ciervo cazado, desechadas para reducir su peso.
Además de los buitres, que se dedican a carroñear, muchas otras rapaces también lo hacen cuando se presenta la oportunidad, como las águilas, los buitres y los milanos. Muchos faisanes muertos en los bordes de las carreteras del Reino Unido llevan perdigones y fragmentos de plomo en sus cuerpos y son presas carroñeras de buitres y milanos.
Otras especies, como los halcones y los azores, están expuestas al depredar animales vivos con plomo incrustado en el cuerpo por haber sido disparados y heridos pero no muertos. Los estudios de rayos X de patos silvestres en el Reino Unido han demostrado que aproximadamente una cuarta parte de las aves vivas tienen perdigones en el cuerpo. Los patos o palomas heridos tienen menos posibilidades de evadir a las aves depredadoras.
«Los investigadores de toda Europa han tardado décadas en acumular datos suficientes para poder calcular el impacto del envenenamiento por plomo en las poblaciones de aves rapaces –afirma la coautora del estudio, la profesora Debbie Pain, de la Universidad de Cambridge–. Ahora podemos ver hasta qué punto pueden ser sustanciales los impactos en la población de algunas de nuestras especies más carismáticas y vulnerables, especies que están protegidas por el Reglamento de la UE y la Ley de Vida Silvestre y Paisaje del Reino Unido».
«El sufrimiento y la muerte evitables de numerosas rapaces individuales por envenenamiento con plomo deberían ser suficientes para exigir el uso de alternativas no tóxicas –enfatiza–. Estos impactos a nivel poblacional hacen que esto sea doblemente importante y urgente».
Para este estudio, los investigadores utilizaron un modelo de población para calcular el tamaño que habrían tenido las poblaciones de rapaces en Europa de no ser por el impacto destructivo de un único «factor de mortalidad adicional»: el envenenamiento por plomo de la munición.
Tomaron los datos recogidos desde la década de 1970 de los hígados de miles de aves rapaces muertas en 13 países y siguieron la relación con la «densidad de cazadores»: el número medio de cazadores por kilómetro cuadrado en cada país, utilizando datos de la Federación Europea de Caza y Conservación.
Como es lógico, los lugares con mayor densidad de cazadores tenían más rapaces envenenadas. Los científicos utilizaron esta relación para predecir las tasas de envenenamiento en países sin datos de hígados de aves, pero donde se conoce la «densidad de cazadores». Sus resultados indican que un país sin cazadores que utilicen munición de plomo no tendría prácticamente ninguna rapaz envenenada con plomo.
Los científicos afirman que sus estimaciones son conservadoras, sobre todo porque los datos sobre rapaces envenenadas son limitados y muy difíciles de reunir. Para muchas especies de rapaces europeas, incluidas algunas de las más raras, no hay datos suficientes para estimar la magnitud del riesgo.