ISLAMABAD, 28 (DPA/EP)
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Al menos una decena de personas han sido asesinadas por sus propios familiares en un pequeño pueblo del suroeste de Pakistán en las últimas dos semanas como consecuencia de los llamados ‘crímenes de honor’, una arcaica tradición tribal que se ceba especialmente con mujeres y niñas.
Esta nueva ola de asesinatos tiene como principal escenario la ciudad de Dera Murad Jamali, en la provincia de Baluchistán. Una remota localidad de alrededor de medio millón de habitantes, que es conocida en los últimos años por los ‘crímenes de honor’.
La última víctima es una mujer casada de 18 años, que habría sido asesinada por su suegro como castigo por una supuesta relación extramatrimonial. Se han producido varias detenciones por este caso, cuyos responsables han reconocido haber cometido este crimen. El supuesto amante de la fallecida también habría sido ajusticiado por estas mismas personas, ha contado la Policía local a la agencia de noticias DPA.
A pesar de que la región es conocida por este tipo de crímenes, las autoridades se han visto sorprendidas por la profusión con la que se han cometido varios de estos asesinatos en tan corto periodo de tiempo.
De acuerdo con la Fundación Aurat, una organización de la sociedad civil que trabaja para promover los derechos de las mujeres en Pakistán, este tipo de asesinatos continúan teniendo un importante arraigo social en las regiones de Baluchistán controladas por líderes tribales y con una escasa presencia del Estado, representada en un sistema judicial defectuoso.
Este tipo homicidios se ceban en especial sobre mujeres y niñas. Cerca de mil de ellas mueren todos los años en Pakistán, a manos de sus propios familiares, ha denunciado la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán.
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Pakistán enmendó su Código Criminal en 2005 para evitar que los responsables de ‘crímenes de honor’ escaparan a la justicia perdonándose a sí mismos como familiares de la víctima. Sin embargo, depende de cada juez si son condenados en caso de que otros familiares le concedan el perdón.
Los casos suelen ser determinados por yirgas –asambleas que reúnen a los notables y a los líderes locales– que suelen conformarse en áreas rurales y conservadoras para lidiar con disputas locales, especialmente con aquellas que se producen entre familias pobres. Aunque operan de forma paralela a la legislación paquistaní, sus decisiones a veces son generalmente respetadas por las autoridades