MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
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La escalada de violencia en el norte de Etiopía ha obligado a miles de refugiados eritreos a moverse a otras zonas más seguras, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha denunciado la muerte de cinco personas en un ataque ocurrido a principios de mes.
La agencia de la ONU trabaja para proporcionar ayuda de emergencia a los refugiados que han huido del campo de Barahle, en la región de Afar, después de un aumento de las tensiones en la zona, ha explicado este viernes un portavoz, Boris Cheshirkov.
Unas 4.000 personas han llegado a la capital regional, Semera, tras recorrer una gran distancia. Algunas de ellas han contado que el pasado 3 de febrero un grupo de hombres armados irrumpió en el campamento para proceder a robar bienes y «ocupar» las viviendas.
«Según sus testimonios, al menos cinco refugiados murieron y varias mujeres fueron secuestradas. Las familiares se perdieron los unos a los otros en el caos de la huída», ha dicho Cheshirkov.
ACNUR tiene también localizados a otros 10.000 refugiados en la localidad de Afdera, a unos 10.000 kilómetros de Semera, y ha constatado llegadas a las localidades de Altefa y Dabure. Junto a las autoridades locales, examina ahora cómo reubicar a quienes puedan estar en peligro.
No en vano, la organización está «extremadamente preocupada» por la seguridad de miles de eritreos que han quedado «atrapados por el conflicto» que libran las Fuerzas Armadas del Gobierno de Abiy Ahmed y el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), iniciado hace más de un año.
Cheshirkov ha abogado por el cese de hostilidades para «evitar más destrucción y la posible pérdida de vidas, tanto de refugiados como de los propios etíopes». Confía en esta calma también para que la ayuda humanitaria pueda discurrir libremente por el norte de Etiopía, ya que sólo en la región de Afar hay unos 300.000 desplazados.
