MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
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Los avances en las técnicas de seguimiento de la vida silvestre han permitido recopilar datos a gran escala sobre los movimientos detallados de muchas especies animales.
Han revelado nuevos conocimientos sobre cómo los animales usan su entorno, interactúan entre sí y responden al cambio ambiental y antropogénico, detalles que antes eran imposibles de explorar y que ahora pueden ayudar a descubrir los secretos de la fauna salvaje y reducir sus conflictos con los humanos.
El movimiento afecta a diversos procesos ecológicos y a la capacidad de los individuos para hacer frente a los rápidos cambios ambientales provocados por el hombre, señalan los autores del estudio publicado en la revista ‘Science’.
El profesor Ran Nathan, de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), junto con estudiantes y colegas de 12 países de todo el mundo, revisó una serie de tecnologías que se han utilizado para recopilar información sobre los movimientos de mamíferos, aves, peces y otros animales salvajes en sus entornos naturales.
En la última década, los avances tecnológicos han transformado el campo de la ecología del movimiento -el estudio integrado del movimiento de los organismos-, que ha pasado de ser una disciplina pobre en datos a ser una disciplina rica en ellos.
Esta revolución en curso de los grandes datos está impulsada por sistemas de seguimiento de la vida silvestre rentables y automatizados que generan conjuntos de datos masivos y de alta resolución que se ajustan al contexto ecológico pertinente en el que los animales perciben, interactúan y responden a su entorno.
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En la revisión que ahora publican, Nathan y sus colegas evaluaron las principales herramientas, conocimientos, retos y oportunidades de la revolución de los grandes datos en la ecología del movimiento.
Las tecnologías de rastreo de la fauna silvestre varían en cuanto a la forma de abordar las compensaciones básicas entre la tasa de recogida de datos, la cobertura espacial, la duración del rastreo y el tamaño de los animales rastreados.
Entre las ocho principales tecnologías de rastreo examinadas en este estudio, una tecnología llamada «reverse-GPS» destacó por su excepcional capacidad para producir grandes datos sobre el movimiento de los animales de forma rentable.
Otras tecnologías de rastreo, como los dispositivos GPS, los sistemas de visión por ordenador y los radares, también pueden producir grandes datos, y los investigadores recomendaron considerar todas las principales tecnologías de rastreo como alternativas complementarias en lugar de competidoras.
Nathan y el profesor Sivan Toledo, de la Universidad de Tel Aviv, desarrollaron un nuevo sistema de GPS inverso llamado ATLAS, bajo los auspicios del Centro Minerva de Ecología del Movimiento, que ha demostrado ser inigualable en la creación de una rica base de datos sobre el movimiento de los animales salvajes mediante el seguimiento simultáneo de muchas docenas de animales salvajes con gran precisión (unos pocos metros) a una alta resolución (cada segundo) y durante un período de tiempo relativamente largo (meses) utilizando pequeñas y baratas etiquetas de radio adheridas al animal.
El sistema se ha instalado en Israel, Reino Unido, Países Bajos, Alemania y otros lugares del mundo, lo que ha permitido a los investigadores abordar cuestiones básicas de ecología del movimiento que hasta ahora estaban fuera de su alcance.
«Este sofisticado sistema de rastreo ha dado lugar a una serie de descubrimientos interesantes y novedosos, como la primera prueba de la existencia de un mapa cognitivo en un animal salvaje (un murciélago frugívoro), un estudio pionero que relaciona la variación entre aves individuales (faisanes) en su capacidad cognitiva y sus patrones de uso del espacio, y el descubrimiento de una notable segregación espacial en las áreas de alimentación entre murciélagos que se posan en dos colonias adyacentes, debido a la memoria de un individuo y a la transferencia de información entre murciélagos, sin que sorprendentemente haya pruebas de que la competencia sea una fuerza impulsora», explica Nathan.
Otro sistema de GPS inverso, conocido como «telemetría acústica», utiliza etiquetas acústicas para rastrear peces y otros animales acuáticos bajo el agua.
Se han instalado varios sistemas de este tipo en ríos, lagos y mares de todo el mundo, que han aportado nuevos conocimientos científicos y directrices importantes para hacer frente a los riesgos provocados por el hombre para la fauna.
Por ejemplo, utilizando un sistema de seguimiento acústico en ríos europeos, los investigadores descubrieron que las anguilas que migran río abajo -una especie en peligro crítico- y los salmones del Atlántico cambian su comportamiento al encontrarse con presas, lo que probablemente aumenta su gasto energético y el riesgo de mortalidad.
Otra importante tecnología de rastreo es el GPS, que se ha utilizado ampliamente para rastrear globalmente animales relativamente grandes y puede seguir periódicamente a los animales con alta resolución para descubrir los factores que generan la variación del comportamiento animal y ayudar a la conservación de la biodiversidad y la gestión de los ecosistemas.
Por ejemplo, el seguimiento por GPS permitió a Nathan y a sus estudiantes revelar que los buitres jóvenes de la población en declive de Israel suben a columnas de aire ascendente (térmicas) con mucha menos eficacia que los buitres adultos experimentados cuando esas térmicas son arrastradas por el viento.
En otros lugares, el seguimiento por GPS de los cóndores californianos, en peligro crítico de extinción, puede proporcionar alertas tempranas para evitar la colisión con las turbinas eólicas de la zona, mientras que el seguimiento por GPS de los albatros puede ayudar a localizar los barcos de pesca ilegal en vastos océanos.
En otro ejemplo demasiado reciente para ser incluido en la revisión, el seguimiento por GPS proporcionó información única sobre la epidemia de gripe aviar que provocó la muerte de miles de grullas en Israel a principios de este invierno.
«A la primera señal de muerte entre unas pocas docenas de grullas, una proporción mucho mayor de nuestras grullas marcadas con GPS murieron o se sospechó que estaban infectadas dada la repentina reducción de sus movimientos y actividad. Informamos a las autoridades de que se avecinaba un evento de mortalidad drástica, como desgraciadamente ocurrió, y que debían tomarse medidas urgentes», explica Nathan.
Más tarde, el equipo pudo rastrear el destino de las aves infectadas y descubrió que algunas se habían recuperado finalmente. «Ahora observamos de cerca los datos de las grullas que invernan en África para vigilar la posible segunda oleada del brote, cuando pronto lleguen millones de aves migratorias», subraya Nathan.
La ecología del movimiento está ampliando rápidamente las fronteras científicas, proporcionando mejores oportunidades para la conservación y la comprensión de los movimientos de los animales salvajes a través de grandes marcos interdisciplinarios y de colaboración.