ROMA, 17 (EUROPA PRESS)
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El Vaticano ha organizado un congreso internacional los días 4 y 5 mayo para incentivar a los Institutos de Vida Consagrada de todo el mundo a gestionar mejor el patrimonio que poseen ante el riesgo de perderlo y ante la evidencia de edificios eclesiales abandonados o dejados a la intemperie.
En una rueda de prensa en el Vaticano, el presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, el cardenal Gianfranco Ravasi, ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con personal «formado» para gestionar los bienes y de hacer frente a otros desafíos como el hecho de que la mayor parte de los edificios eclesiales estén custodiados por comunidades religiosas que disminuyen en número y que cada vez están más envejecidas.
«Darle nuevos usos, reutilizar el patrimonio inmobiliario que ha sido abandonado es la exigencia más urgente porque los bienes de los religiosos son tradicionalmente amplios y su abandono comporta una situación de degrado vorágines en el tejido urbano», ha dicho Ravasi.
En este sentido, ha advertido de llevar a cabo con el patrimonio usos incorrectos o irregulares que podrían llevar al «escándalo» de la sociedad civil.
«La Iglesia tiene en los bienes una de sus manifestaciones expresas más directas en los contextos locales, por lo que un uso distorsionado, especulativo o que privilegia la privatización podría ser un comprensible motivo de escándalo en las comunidades civiles», ha alertado el cardenal italiano.
En este sentido, ha instado a las congregaciones y órdenes religiosas a identificar modelos de «buenas prácticas de reutilización que respeten el uso original de los edificios, que favorezcan así una nueva finalidad social, solidaria y cultural».
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El título del congreso es ‘Carisma y creatividad. Catalogación, gestión y proyectos innovadores para el patrimonio cultural de las comunidades de vida consagrada’ y para prepararlo han preparado una encuesta para partir de una fotografía que muestre la situación real del patrimonio de la Iglesia en el mundo.
La superiora general de las Religiosas de María Inmaculada y presidenta de la Unión Internacional de Superiores Generales, sor Jolanta Maria Kafka, ha puesto cifras al panorama de la catalogación de los bienes inmuebles propiedad de las órdenes y congregaciones religiosas. Un total de 56 congregaciones masculinas y 279 femeninas, lo que constituye el 20% de los institutos religiosos activos, han contestado a la solicitud del Vaticano.
De ellos, el 48% ha evidenciado que han catalogado, aunque sea solo de forma esporádica, parcial o limitada los bienes culturales que poseen. En el 23% de los casos, no existe ninguna catalogación.
Además, en este momento solo el 5% de los institutos religiosos tienen en activo un proceso de catalogación. En Europa, la catalogación presenta más lagunas que en el resto de zonas del mundo que cuentan con un «patrimonio más moderno», según ha asegurado Maria Kafka.
De hecho, según la encuesta que ha ilustrado la religiosa fuera de las fronteras del viejo continente, el 42% de las comunidades religiosas que han respondido al cuestionario declara haber completado un registro de los bienes culturales, mientras que en Europa solo 9% dice tenerlo.
Maria Kafka ha precisado que «la participación de los entes religiosos en Europa constituye el 73% de las respuestas obtenidas». Un número mucho mayor que la que han tenido en otros contextos geográficos como el 17% de Norte América; el 4% de Sudamérica o el 2% de África,
Por su parte, el cardenal Ravasi ha instado a cumplir un proceso que ponga orden en una especie de marco de comprensión teórica de los bienes culturales de los Institutos de Vida Consagrada. El purpurado ha señalado que la Iglesia privilegia una perspectiva «ética» en la conservación de los bienes culturales que consiste esencialmente en la capacidad de trasferir un «significado marcadamente religioso, espiritual y cultural».
Por ello, ha instado a las comunidades religiosas a llevar a cabo un estudio que elabore «un cuadro marco de los bienes culturales» a partir de «la relación con las tradiciones propias de la específica comunidad o carisma».
El segundo paso importante es la catalogación de los objetos tanto aquellos litúrgicos como otros cotidianos que han caído en desuso debido a las modernizaciones.
El cardenal Ravasi ha explicado que la catalogación es «un paso imprescindible para el conocimiento, la catalogación, la cuantificación, la tutela y la conservación de los bienes culturales, edificios, obras de arte, archivos y bibliotecas».
En este sentido, ha manifestado que el desafío que deben afrontar las comunidades religiosas es «superar la fragmentación de la catalogación de los entes propietarios» y hacer «una integración de estos datos en un banco de datos» por ejemplo en uno que recoja todos los Bienes Culturales de la Iglesia de una misma nación. Así, ha destacado que desde hace 20 años la Iglesia italiana está cumpliendo una catalogación de este tipo.
Ravasi ha manifestado que para mejorar la tutela del patrimonio es la gestión correcta de los bienes tanto desde el punto de vista de la «sostenibilidad económica» como desde la perspectiva de la «valorización pastoral y cultural en la óptica de la misión de la Iglesia».