Con el pasar de los días el príncipe Andrés se le complica cada vez más su situación personal y judicial. Luego del mega escándalo en el que está involucrado por la denuncia de presunta violación a una joven que en su momento era menor de edad, ahora una masajista expresó que en las sesiones de trabajo con el hijo de la reina Isabel II, muchas veces fue atacada con comentarios sexuales fuera de lugar.
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¿Quién es la masajista?
La protagonista del posible nuevo escándalo monárquico es la británica Emma Gruenbaum, de 50 años. La mujer afirmó que en el transcurso de un verano trabajó como masajista personal del príncipe de York y durante todas y cada una de las sesiones, éste preguntó muchas veces sobre su vida amorosa, sexual, e incluso en varias ocasiones intentó tener contacto físico sin su consentimiento.
Antes de llegar a trabajar en el Palacio de Buckingham, Gruenbaum era masajista especializada en la rama deportiva en el condado de Surrey, al norte de la ciudad de Londres. Para llegar al príncipe Andrés, primero le tocó trabajar desde el pasado año 2005 con su exposa, Sarah Ferguson.
Los episodios
Entre los detalles contundentes, Gruenbaum informó que, al momento de quedar solos para las sesiones, el príncipe en muchas ocasiones intentó quedar totalmente desnudo sin ser tapado por la toalla y en otros momentos se le pidió hacer la sesión más “privada” en su habitación.
Otras de las alarmantes declaraciones que dejó el testimonio, fue la frase grotesca presuntamente dicha por el príncipe Andrés “Oye, buen trasero. ¿Te lo dejas meter por ahí?”.
“No quiero callarme y no hablar sobre la forma en que fue conmigo cuando llama a Virginia delirante”. “Cada vez que lo veía, intentaba pasarse de la raya”, expresó la posible víctima ante el medio de comunicación inglés, The Sun.
Otro capítulo negro del Príncipe de York
Estas nuevas declaraciones suman otra oscuro y complicado capítulo a un príncipe no tan azul como son los protagonistas de distintos cuentos de hada e historias de amor.
Como es de público conocimiento, Andrés fue acusado por la ciudadana Virginia Giuffre, al alegar ésta que cuando aún era menor de edad fue muchas veces obligada a tener relaciones sexuales con “su alteza real”.