El desperdicio de comida es un problema masivo a nivel mundial, por lo que se están buscando opciones para contrarrestarlo y una de ellas es el upcycling o suprarreciclaje.
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Aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano cada año –unos 1.300 millones de toneladas– se pierde o se desperdicia, de acuerdo con cifras del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En contraste, de acuerdo con el mismo UNEP, actualmente hay más de 870 millones de personas hambrientas en el mundo y si se pudiera salvar sólo una cuarta parte de los alimentos que actualmente se pierden o desperdician podría alimentarse a ese número de individuos.
Actualmente existen diversas formas de prevenir el desperdicio de comida, pero una de las más innovadoras es el llamado upcycling, que consiste en «evitar el desperdicio de alimentos creando productos de alta calidad a partir de alimentos que de otro modo se desperdiciarían», según la Upcycled Food Association (Asociación de Alimentos Reciclados).
Gran parte de lo que queda como remanente una vez procesado un alimento contiene valiosos componentes nutricionales, pero actualmente sólo se utiliza para la alimentación animal o simplemente se tira. Es ahí donde entra el upcycling.
El upcycling busca utilizar el remanente de alimentos procesados en buen estado y acreditados por las autoridades para crear un nuevo producto de alta calidad para el consumo humano.
La idea de usar el remanente de alimentos procesados podría generar cierta confusión o incluso repulsión; sin embargo, especialistas sostienen que los productos suprareciclados son completamente seguros y no deben ser considerados como desperdicio.
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«Los ingredientes alimentarios reutilizados están en buen estado y no son residuos o subproductos no comestibles. Esta es una de las razones por las que se utiliza el término ‘suprareciclado’ (upcycled) en lugar de ‘reciclado’, porque ‘reciclado’ tiende a evocar imágenes de residuos convertidos en otra cosa», dice Rodney Holcomb, profesor de Economía Agrícola de la Universidad Estatal de Oklahoma, EE.UU.
Aunque el upcycling puede ayudar a disminuir el desperdicio de comida, lo cierto es que aún enfrenta muchos retos para ser completamente aceptado por los consumidores, debido a que como con cualquier producto alimentario, la aceptación del consumidor depende en gran medida del sabor, la comodidad y el precio.
Quizá el principal reto de este tipo de productos es la percepción de parte de los consumidores que podrían verlos como ‘desperdicio’; sin embargo, se ha documentado que el término ‘upcycled’ como representación de la sostenibilidad medioambiental en una etiqueta de alimentos resuena tanto con los millennials como con los baby boomers y puede hacer que sean más propensos a comprar estos productos.
De igual, se espera que la aceptación de este tipo de productos siga creciendo, debido a que han la revista Food Network y Whole Foods ha catalogado los upcycled products como una de las principales tendencias para 2021, mientras un informe elaborado por Future Market revela que el mercado de los alimentos reciclados tiene un valor de 46.700 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual esperada del 5% en los próximos 10 años.
«Sencillamente, la comida suprarreciclada es la forma más fácil de evitar el desperdicio de alimentos a través de los productos que se compran»<br>Upcycled Food Association
8%
de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del mundo pueden atribuirse a la huella de carbono de la pérdida y el desperdicio de alimentos
Ejemplos de productos upcycling
Mermeladas
Muchas mermeladas o jaleas son elaboradas con fruta demasiado madura, que de no usarse en esos productos sería desperdiciada.
Harinas
Hay harina fabricada con los subproductos de la pulpa de la producción de soja y leche de almendras, que se vende como mezclas para hornear o harinas recicladas.
Cerveza
Hay cerveza artesanal que utiliza el excedente de pan no vendido como sustrato de fermentación.
Proteínas
La proteína de suero de leche procedente de la producción de queso aumenta el contenido proteico de las barritas y los batidos de proteínas.
ENTREVISTA
Rodney Holcomb
profesor de Economía Agrícola en la Universidad Estatal de Oklahoma.
P: El concepto de upcycling puede prestarse a confusión sobre los alimentos que se reciclan ¿Está esta comida en buen estado? ¿Se trata de residuos alimentarios?
–Los alimentos están en buen estado y son completamente seguros. La Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria de 2011 (FSMA) exige que cualquier alimento utilizado para la alimentación humana o animal se mantenga en condiciones sanitarias para minimizar los riesgos de seguridad alimentaria por patógenos, peligros químicos o físicos (por ejemplo, astillas de madera, vidrio, metal, grava, etc.).
P: ¿Cuáles son los principales retos del upcycling?
– El mayor problema es la percepción. En referencia a su pregunta anterior, algunos consumidores pueden pensar que «suprarreciclado» significa el uso de alimentos de dudosa seguridad o desperdiciados. Al contrario, sólo significa encontrar formas de utilizar todos los aspectos de un alimento manipulado de forma segura e higiénica. El objetivo es PREVENIR el desperdicio, no USAR el desperdicio. Por ejemplo, hacer mermeladas y jaleas con las frutas no vendidas en los mercados agrícolas ANTES de que se desperdicien es una forma de upcycling. La segunda cuestión más importante es encontrar el uso adecuado para los ingredientes reciclados. No todos los ingredientes funcionan en cualquier producto, por lo que los análisis sensoriales y de formulación son importantes para determinar qué le gusta o no al consumidor en un producto reciclado.
¿Puede darnos algunos ejemplos de productos suprarreciclados?
–Por ejemplo, el orujo de la producción de zumos de fruta puede incorporarse a los snacks a base de fruta para reforzar tanto el sabor como el contenido nutricional. La proteína de suero de leche procedente de la producción de queso se utiliza a menudo para hacer batidos de proteínas en polvo o para reforzar las proteínas de las barritas energéticas u otros alimentos procesados con alto contenido proteico. Sin opciones viables de reutilización, tanto el orujo de fruta como la proteína de suero podrían quedar relegados a la alimentación animal o a los vertederos.