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La “gente de bien”: un análisis de discurso e indumentaria

"Gente de Bien": Análisis de discurso e indumentaria
Caricatura de X-Tian, @uncaricaturista, para Publimetro Colombia Caricatura de X-Tian, @uncaricaturista, para Publimetro Colombia

¿Por qué se visten de blanco? ¿A quiénes se les denomina así? Mostramos los significados de las piezas más comunes en el marco de la protesta.

En más de un mes del Paro Nacional se han visto sus acciones: marchan a favor de la Fuerza Pública, como pasó en varias ciudades del país. La “gente de bien”: un análisis de discurso e indumentaria

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Tapan los murales que cuestionan las políticas gubernamentales y los abusos del Estado.

Y, por supuesto, como se vio en Ciudad Jardín, en Cali, se armaron para disparar a manifestantes e indígenas.

Se les llama “gente de bien”, pero ¿quiénes se denominan así? ¿Por qué lo hacen para sí mismos también ?

La “gente de bien”: un análisis de discurso e indumentaria

¿Y qué significa que usen en blanco en sus manifestaciones?

PUBLIMETRO analiza su discurso y los contrastes de su indumentaria en el contexto colombiano

El origen de “los buenos somos más”

El discurso uribista caló ampliamente en una población cansada de los desmanes de la guerrilla.

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Al menos ese era el sentimiento que se tenía hacia los grupos armados que no estaban aliados con el Estado para 2002. 

También caló discurso de apoyo a la Fuerza Pública, de darles la señal de aprobación en cada carretera (“gracias a ellos podemos ir a la finca”), entre otros gestos simbólicos.

Asimismo, el de creer de nuevo en el país (“Colombia es pasión”) entre otros lemas nacionalistas.

Todo eso fue perfecto para un gobierno y partido que durante veinte años perfeccionó su discurso de sus aliados como “buenos y patriotas” y de resto, “malos”.

La “gente de bien”: un análisis de discurso e indumentaria

Aunque esto viene de más antes, según el investigador independiente Richard Tamayo.

“ ‘Gente de bien’ siempre ha existido. Históricamente en Colombia ciertas élites políticas han utilizado categorías morales para diferenciarse de quienes consideran deben ser anulados, excluidos o normalizados.»

«Así crean un grupo respecto al cual diferenciarse políticamente y, a la vez, convertir en objeto de gestión policiva. Nombrar así a quienes apoyan o hacen parte activa del paro sirve precisamente para justificar la represión.»

» Le da un carácter de obligación moral a la violencia de Estado.»

«Esto, de modo que resulte justificable y deseable que los organismos de seguridad eliminen a los ‘gente del mal’”, le explica a PUBLIMETRO. 

La “gente de bien”: un análisis de discurso e indumentaria

“Hay una lectura interesante de la política que viene de las formas ideológicas del siglo xx.»

» Esta idea propone que la política es la guerra por otros medios y consiste en la creación de bloques de amigos y enemigos. El éxito de esta forma política se da en que se lleva a la vida cotidiana.»

«El uribismo explotó en el discurso de la política de seguridad democrática que los buenos éramos más (y de pasó inscribió al Ejército en este mensaje) desde entonces lo de «bien», funciona como oposición diametral a la maldad.»

«Entonces, esto caló mucho, hasta el punto que se construye del otro, el que se opone, algo malo. Un rostro de maldad. Es una relación de establecidos y marginados.»

«En ese sentido el otro, el ajeno es visto como lo malo que viene por nosotros”.

Esto le explica a PUBLIMETRO Juan Sebastian Corcione, historiador del arte investigador en cultura visual. 

Un discurso normalizado

Por otro lado, esto justifica un discurso de odio que es normalizado en el país.

“Funciona de manera muy eficaz, pues está muy enraizado en la cultura política racial y de clase de Colombia.»

«Y, además, es legitimado por los medios de comunicación. Los estigmatizados, en cambio, tienen formas de expresión minoritarias para hacerle frente discursivamente.»

«Creo que a un discurso de este tipo no podemos resistir reforzando la moralidad desde un lado del ‘buen protestante’, sino diversificando las formas de expresión del Paro».

» Multiplicando los modos de ser.”, complementa Tamayo.

Indumentaria en la protesta

Precisamente, ser ciudadano, al menos en sociedades donde se protestan por derechos civiles, tiene formas antagónicas que incluso llevan a la criminalización por la indumentaria.

En Estados Unidos incluso se generaron dos vertientes en los años 60 y 70, la “respetabilidad” (parecer “blanco”) para que no te agrediera la policía.

En contraste, también tuvo auge el atuendo de las Panteras Negras.

Y debido a los abusos y brutalidad policial hacia la comunidad negra en ese país por incluso solo llevar un hoodie, este primer elemento ha sido rescatado por algunos marchantes.

Pero algo sí hay en común con Colombia: el vestir de blanco para legitimarse, sobre todo por la mencionada “gente de bien”.

Esto, contra la narrativa de taparse la cara para esconder la identidad de un Estado ante el que sí se tiene mucho que esconder y temer.

“El blanco viene justo de ese discurso muy presente desde la marcha No más Farc. El blanco cómo la «paz» en sus términos, que se opone al rojo, o al negro capucha”, afirma Escorcia. 

Pero lo más irónico es lo que se hace con este color, explica a PUBLIMETRO Diana Gómez, comunicadora de moda.

“Se eligió para ese movimiento un código e vestuario que habla de ser intachable y a través de él se habla de violencia contra el otro.»

» Un color que habla de neutralidad y calma, usado para condenar de forma general a ciudadanos que deben marchar cubiertos por seguridad».

» Mismos que usan prendas resistentes porque saben que se exponen a violencia y peligro, lo que busca es normalizar las acciones de la autoridad.»

«Entonces no sólo tienen legitimidad al marchar de forma visible y con apoyo de las autoridades».

«También que buscan darle legitimidad a las acciones de la policía para proteger sus intereses.»

«Uno puede llevar esos paralelos aún más lejos, hablando del blanco vs. el negro, el día vs. la noche, lo inmaculado vs. lo sucio, etc.  Y en todos esos paralelos, la gente de blanco se ve legitimada.»

» Porque el que marcha lo hace de ropa oscura, que se vuelve nada y lo hace (en el contexto más controversial de la protesta) en la noche”, afirma. 

Narrativas contrapuestas

Por otro lado, la investigadora de moda Jeniffer Varela, explica otras variantes de la tergiversación del mensaje:  “Piensan que con una camiseta será suficiente. Y creen que eso solo dice lo que debe decir.»

» Y en nuestro podcast, Salón de Moda, en Moda y Política, hablamos de cómo hay que ser consecuentes con lo que usamos.»

«Si tengo la camiseta blanca no debo salir a atacar indígenas ni salgo a insultar al prójimo. Ellos se han quedado con el simbolismo, pero no le han dado profundidad a ese significado que dicen que tiene”, explica.

Por otro lado, Varela muestra cómo este simbolismo se opone a la indumentaria de los marchantes.

“La narrativa del hoodie y las cosas que tapan el rostro tiene simbolismos distintos para gente distinta.»

«Los que creen en las autoridades te van a decir que no debes taparte si no tienes nada que esconder, pero para quienes saben cómo son en verdad las autoridades e instituciones, saben que proteger la cara con cualquier indumentaria es a veces hasta necesario en este tipo de manifestaciones.»

«Así, evitan ser objeto de agresiones y señalamientos, como pasó con Lucas Villa. Pero que el punto de la narrativa es el por qué se tapan la cara. La disyuntiva y disonancia entre un grupo y otro, pero esto va más allá de lo que la gente usa: en la protesta hemos visto a todo tipo de gente marchando, pero cualquier cosa que proteja su identidad es visto con recelo por quienes los deslegitiman. Y como en Estados Unidos, si llevas un hoodie, si llevas un tipo de jeans o si tus zapatos no son tan nuevos, te da una narrativa de que si eres de cierto color y/o clase, harás algo malo. Eso, aún sin pensar que ese tipo de indumentaria pueda hacer parte de tu estética cotidiana y no necesariamente para cubrir tu identidad”, afirma Varela. 

En un país con múltiples motivos heterogéneos para protestar, se quiere imponer una narrativa única que, como hemos visto, ya no funciona y tiene miles de contradicciones, opuestas a todas aquellas que encuentran su propia voz y espacio. Y una que de blanco, irónicamente es la que más expresa violencia en el contexto de un estallido social que está lejos de acabarse.

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