En medio de la primera ola de la pandemia del COVID-19, Paula Zuccotti, una diseñadora nacida en Buenos Aires y afincada en Londres, invitó a los usuarios de las redes sociales a enviar fotos de 15 artículos esenciales que les habían ayudado a superar las restricciones impuestas en muchos países. Paula creó entonces una sorprendente serie bautizada como «Lockdown Essentials x15», con esas fotos. Metro destaca algunas de ellas.
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15
artículos aparecen en cada fotografía.
ENTREVISTA
Paula Zuccotti
diseñadora nacida en Buenos Aires y afincada en Londres
P: ¿Qué te inspiró a crear esta serie?
- Cuando llegó el COVID-19, no pude evitar notar un cambio en los objetos que usábamos a diario. El encierro supuso la reorganización de nuestras vidas, lo que cambió los objetos funcionales y emocionales que necesitábamos cada día. Como alguien que cree en el poder de los objetos cotidianos para contar nuestras historias, reuní mis propios 15 objetos esenciales recién evaluados y los capturé en una sola fotografía. ¿Cómo habrían cambiado los objetos esenciales de otras personas? Al percibir la profunda escala y el alcance mundial de la agitación de la pandemia, estaba ansiosa por averiguarlo.
Trabajando dentro de los límites de la cuarentena, publiqué mis 15 elementos esenciales en Instagram bajo el hashtag #EveryThingWeTouchCovidEssentialsX15 e invité a amigos y desconocidos a participar.
P: Cuéntanos más sobre los resultados.
- El resultado es crudo. Expone cómo nos encontramos en el momento en que tuvimos que parar. En lugar de mejorar nuestra casa para la foto, de vestirnos para posar o de buscar el mejor filtro para el selfie, estas imágenes nos encontraron con poca ropa, sin maquillaje, con el pelo revuelto y tratando de adaptarnos.
Los participantes contaron las cosas como son -su casa, sus reglas- y fueron sinceros sobre cómo se sentían. Las fotos hablan de nuestro estado y honran nuestra vulnerabilidad y honestidad. Nos encontramos con títulos de fotos como: «cosas que necesitamos para mantenernos cuerdos», «para recordarme quién soy», «para sentirme vivo», «para cuidarme», «para no sentirme solo», «para conocerme».
Además, los objetos que cuentan estas historias no tienen ningún estigma: pastillas para dormir, antidepresivos, cannabis, libros sobre salud mental, juguetes sexuales y alcohol. Son las cosas que uno podría esperar que la gente ocultara. Hablan de franqueza.
Las elecciones eran más introvertidas que extrovertidas, y se veían en diferentes categorías de productos. La moda priorizaba la comodidad sobre la apariencia, elevando el ajuste y el material de la prenda por encima de todo. En las fotos no hay bolsos, ni accesorios, ni tacones, pero sí sudaderas con capucha, chándales, zapatillas de deporte, pantuflas y mantas. Lo mismo ocurre con los productos de belleza: los mimos personales, como las lociones, los exfoliantes, los sueros y las sales, tienen prioridad sobre el lápiz de labios, la base de maquillaje y las sombras de ojos. La atención se centraba en nosotros.
P: ¿Y la tecnología?
- Por supuesto, los ordenadores portátiles, los teléfonos móviles y las tabletas están en la mayoría de las fotos, independientemente de su ubicación. Los dispositivos y las aplicaciones permiten trabajar, educarse, entretenerse, informarse, comunicarse, celebrar, comprar y realizar operaciones bancarias más que nunca. Parece que hemos reconciliado nuestras relaciones con las pantallas mientras todos los aspectos de la vida eran testigos de la aceleración digital. Todos los nuevos objetos emblemáticos que el COVID-19 nos presentó en todo el mundo, mascarillas, protectores faciales, desinfectantes para las manos, etc., representan igualmente nuestras esperanzas y temores. También vemos «kits de salida» armados con protecciones y grandes bolsas de la compra para salidas puntuales imprescindibles, así como «estaciones de aterrizaje» con cubos y desinfectantes para proteger nuestros hogares del mundo exterior o simplemente recibir el correo.
P: Cuéntanos tu propia experiencia durante la pandemia.
- Me sentí como si estuviera tomando una gran fotografía de un cambio de paradigma. Pero esta vez sin salir de mi casa, y sin cámara en mano. Me dio una gran sensación de conexión con la gente de todo el mundo y una comprensión de cómo lo estaba viviendo todo el mundo. Este proyecto nos anima a todos a mirarnos a nosotros mismos bajo una luz diferente y nos invita a detenernos, pensar y reflexionar. ¿Qué dicen nuestros objetos sobre nosotros y cómo expresan nuestras necesidades, esperanzas y temores?
Todos deberíamos entender ya que el efecto del COVID-19 no es una pausa que deja nuestras vidas en suspenso entre el pasado y el futuro. Es nuestro presente. El paradigma ha cambiado y tenemos que crear nuestro futuro desde aquí. Necesitamos nuevas políticas internacionales y públicas para crear un mejor ecosistema pueblo-planeta para todos nosotros.