En la época prehispánica, el mercado de la Lagunilla era un tramo que atravesaba Tenochtitlan y Tlatelolco, en donde surcaban embarcaciones con mercancía que se dirigían a la central de abastos.
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Hoy, es uno de los barrios con mayor historia en la Ciudad de México, sobre todo por su actividad comercial.
Lagunilla, el mercado de «chacharas» más grande de la CDMX
La Lagunilla está compuesta por cuatro mercados, así como el tianguis que se extiende sobre la calle, en donde se venden todo tipo de artículos, que van desde antigüedades y ropa de marca a bajo costo, entre otras cosas.
La amplia gama de productos que se ofrecen hace de este lugar el centro de comercio más grande de toda la capital; incluso, el mejor “chachareo” se hace ahí.
Este mítico espacio cuenta con talleres, en donde se confeccionan vestidos para las adolescentes que cumplen 15 años, así como la indumentaria que porta una novia a la hora de celebrar el matrimonio.
Generaciones tras generaciones han portado las prendas que ahí se crean, las cuales terminan siendo a la medida y siguiendo las tendencias de la moda.
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Además, los domingos, sobre la calle de Bocanegra, se colocan varios puestos ambulantes, en donde se pueden encontrar cientos de antigüedades.
Instalaciones de arte moderno, muebles, piezas de cerámica, tapetes, fonógrafos, baúles, son sólo algunos de los objetos que se pueden encontrar en este sitio.
El tianguis suele ser un punto de reunión importante, en donde se citan coleccionistas de México y el mundo, con la idea de encontrar algún objeto raro.
Comprar en esta lugar es uno de los viajes más nostálgicos al pasado, pues la riqueza visual que tiene es una experiencia única; además, los artículos tienen precios bastante accesibles.
Películas pirata, ropa original y clon
Cuando el terremoto de 1985 atacó a la capital del país, cientos de comerciantes tuvieron que darle un giro radical a sus productos.
Por tal motivo, muchos mexicanos optaron por la creación de diseños propios, por ello es común ver puestos de ropa que elaboran artistas nacionales.
Asimismo, la ropa clon es uno de los atractivos más llamativos de este mercado, pues a un bajo precio se pueden comprar prendas similares a las originales.
Los puestos de películas piratas son uno de los puntos de venta más peculiares, en donde muchos de los distribuidores de toda la ciudad van a surtirse.
Ahí, se pueden encontrar promociones únicas; incluso, muchas cintas que no están en cartelera ahí las puedes adquirir.
Uno de los rituales clásicos es echarse una cerveza entre los pasillos o una michelada preparada, que servirá de acompañante para recorrer los cientos de metros que caracterizan al mercado de la Lagunilla.