La atleta mexicana, Mónica Rodríguez Saavedra, escribió su nombre con letras doradas en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, al conseguir la medalla número 100 de oro para la delegación tricolor en la historia de la justa veraniega.
PUBLICIDAD
En la disciplina de los 400 metros, la azteca se consagró, al ser la velocista que cruzó la meta en la primera posición.
Con un tiempo de 4:37:39, Mónica logró hacerse con la presea dorada, rompiendo la marca mundial y paralímpica de esta prueba.
Su guía, Kevin Aguilar, ya que Rodríguez tiene problemas visuales, fue pieza fundamental para que la deportista lograra esta hazaña.
La plata se la llevó la sudafricana Louzanne Coetzee y su compañero Erasmus Badenhorst, mientras que la keniana Nancy Chelangat Koech, junto a Geoffrey Rotich, se hicieron con el bronce.
Hasta ahora, la delegación mexicana acumula tres oros en Tokio 2020, pero esta tuvo un significado especial, al tratarse del centenar de preseas doradas en la historia de los Juegos Paralímpicos.
Mónica Rodríguez empezó como nadadora
Sus inicios en el deporte no fueron precisamente en la pista de atletismo. De hecho, su historia arrancó en la natación.
PUBLICIDAD
Sin embargo, al darse cuenta de que tenía un gran fondo físico, tomó la decisión de ser velocista.
La adversidad ha sido parte de su camino. Incluso, perdió la visión cuando padeció de retinoblastoma, una especie de cáncer que afecta la retina.
Por ello, el atletismo fue un impulso para salir adelante. En 2010 comenzó su camino en las pistas, en su natal Zapopan, Jalisco.
Luego de cinco años llegó la primera oportunidad en el ámbito internacional, en donde consiguió la presea de bronce, en los Juegos Parapanamericanos de 2015.
Su gran desempeño la ha hecho acreedora a varios premios, entre los que destacan el Premio Mérito Deportivo del ayuntamiento de Zapopan de 2014, 2018 y 2019.
“Está medalla representa mucho, porque han pasado muchas cosas antes de llegar aquí. Se la dedico a Felipe Modesto Eustacio, porque en este ciclo paralímpico de cinco años ha estado conmigo día y noche, me ha dado lo más importante y lo que jamás recuperamos, su tiempo. Creo que eso no tiene precio, entonces se la dedico con mucho cariño y agradezco a todas las personas que me han estado apoyando.
